En los últimos tiempos han proliferado en Ávila los negocios de peluquería y barbería al estilo norteamericano, que tanto éxito tienen entre la población joven. La mayoría de ellos son regentados por extranjeros que llegaron a España con la intención de tener una mejor vida que en sus países de origen.
Un ejemplo es Achraf El Battioui, dueño de la cadena Azar, llegó con apenas diez años a Ávila, donde vivía su padre por motivos laborales (es constructor), desde su Marruecos natal. «Emigramos para mejorar nuestra calidad de vida y tener mejores salidas laborales. Marruecos es un país con muy pocas oportunidades para crecer. Por eso, muchos emigramos a España y a Europa para tener una vida mejor», explicó Achraf, aunque la gente y sus clientes le conocen como Azar, una variación de su nombre real.
Desde muy joven sintió la responsabilidad de trabajar, quizás inculcado por su familia, y con 19 años encaminó su vida hacia el sector de la barbería. «Es un trabajo donde, tanto mi hermano mayor como yo, veíamos que podíamos avanzar, porque se nos daba bien. Teníamos algún familiar que había trabajado en este mundo y siempre consideramos que era un negocio al que, al menos, debíamos intentar dedicarnos», comentó. Por ello, Achraf y su hermano Mohamed marcharon a Madrid para aprender el oficio y, en 2019, montaron su negocio junto al Monasterio de Santo Tomás.
Su buena acogida entre la clientela y la pericia de sus cortes provocaron que, en este tiempo, su comercio haya crecido exponencialmente: se han trasladado a un local más amplio (próximo a su anterior espacio en el Paseo de Santo Tomás), han abierto otro local dentro de El Bulevar y se han expandido hasta Salamanca, donde tienen tres peluquerías (también tuvieron un establecimiento en Arévalo).
Con tanto trabajo, se tienen que repartir, así que Achraf se encarga del negocio en Ávila y su hermano hace lo propio en Salamanca. A pesar de lo que pudiera parecer, su profesión ocupa casi todo su tiempo. «Nunca paro de trabajar, vivo para ello. Todo mi tiempo se lo dedico a mi trabajo para poder tener un futuro mejor. Soy joven e intento mejorar todos los días por mi trabajo; pienso que el momento idóneo para poder hacerlo», argumentó Achraf. Y sus clientes agradecen esa dedicación y amabilidad de la que hace gala, porque tiene usuarios de todas las clases y edades, desde bebés de apenas un año hasta hombres de más de 60. Sin embargo, es consciente que su principal nicho de mercado está entre los chavales jóvenes, los que más y mejor lucen sus estilismos, quizás atraidos por las redes sociales, que Azar emplea tanto para captar clientes y trabajadores (seis en Ávila y ocho en Salamanca).
Gracias a su profesionalidad y su esfuerzo, Achraf ha conseguido acabar con los prejuicios que sufrió cuando llegó a España y cuando abrió su negocio. «Siempre hemos encontrado dificultades, tanto en el trabajo como fuera. Pero, cuando vienes de fuera, vienes con otra mentalidad y, a medida que vas creciendo, vas superando todas las dificultades para seguir avanzando», comenta Achraf. Ahora, por fortuna, han conseguido revertir aquella situación por el cariño de sus clientes. Al final, el tiempo pone a cada uno donde merece, y Achraf, a base de trabajo, está consiguiendo hacerse un nombre y un gran futuro.