Quería ser médico aunque finalmente se matriculó en Farmacia aunque terminó siendo empresario con nombre propio. Un empresario de raza porque en el caso de Adolfo Sánchez (Ávila, 1956) podríamos decir que de casta le viene al galgo. No en vano, el Empresario del Año, distinción que le otorgó CEOE Ávila a mediados de año y que también recibió de la patronal regional, proviene de una familia en la que el gen empresarial es dominante. Su padre ya se dedicaba a los negocios y sus abuelos también. Y empresarios de hecho son la mayoría de los siete hijos que tuvieron José Sánchez y Rafaela Yáñez. Adolfo, el mayor de los siete, no iba sin embargo para empresario y de hecho comenzó a estudiar Farmacia en Salamanca y decimos comenzó porque al año de estar allí dejó aparcados los libros. No porque fuera mal estudiante sino porque estando en la capital charra el gusanillo del emprendimiento despertó para no volver a dormir. «Fue un año de mucho aprendizaje, más de otras cosas que de Farmacia», reconoce Sánchez que en su primer año como universitario, y gracias a su don de gentes, ya se hizo cargo de la representación en Ávila de un par de marcas que tenían fábrica en Salamanca:una de rótulos luminosos y otra de toldos. «Entre semana visitaba obras en Ávila y preguntaba qué era eso que iban a montar, y si era, por ejemplo, una pescadería, pues les ofrecía el rótulo y ya de paso les decía que igual también iban a necesitar un toldo», recuerda este empresario sus inicios que le llevaban a estar en Ávila entre semana y a desplazarse a Salamanca el viernes para ir la fábrica y pasar sus encargos.
¿Qué es lo primero que le viene a la cabeza sobre Ávila?
Lo que más quiero en esta vida es a mi mujer y, fíjate, a Ávila la quiero tanto como a mi mujer. Estoy enamorado de Ávila. Es más, mi mujer, que es alicantina, también está súper enamorada de Ávila.
¿Qué es lo que más le gusta de Ávila?
A mí lo que más me gusta es la gente de Ávila. Dicen los de fuera que tardamos en abrirnos pero cuando nos abrimos los acogemos a tope. Yo creo que en general somos bastante abiertos; yo por lo menos.
¿Y lo que menos?
La situación a nivel carreteras y ferrocarril.
Un lugar de la ciudad para perderse.
La montaña, el campo en general, la naturaleza. Principalmente Gredos. Cuando éramos pequeños solíamos ir todos los fines de semana.
Un recuerdo de su infancia.
Esos fines de semana en Gredos. Íbamos los nueve en el coche de mi padre y llevábamos de todo, incluso un campo de tenis portátil. Tengo muy buenos recuerdos. A mi padre le encantaba parar en el camino para visitar a clientes. Fueron unos años muy felices.
Un personaje abulense que le haya marcado.
Histórico, Isabel la Católica y como personas cercanas mi padre y mi madre.
El mayor cambio que necesita Ávila es…
Mejores y urgentes comunicaciones con Madrid no solo para que los abulenses puedan ir allí sino para que ellos vengan. Con que a Ávila vengan madrileños basta; donde van arrasan.
Y tiene que mantener…
Su hostelería. En este sentido creo que a las terrazas se les debe dar más importancia. El Ayuntamiento tendría que plantearse ayudas para terrazas y para que tuvieran una estética más uniforme como ocurre en otras ciudades; Ávila ganaría mucho.
¿Qué le parece la ciudad hoy en día?
La veo bien pero necesitamos un par de industrias grandes. Eso le falta a la ciudad.
¿Cómo ve la ciudad en el futuro?
Siempre he sido optimista. Es verdad que las cosas están difíciles pero por eso hay que ponerle más ganas
¿Qué puede aportar a la ciudad?
Mi trabajo, muy enfocado a modernizar la hostelería, y el aportar ideas como lo de las terrazas que comento.