Un camino nada fácil

Agencias
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El diagnóstico de cáncer tiene un severo impacto en el paciente que lo sufre, pero también en la familia y, en especial, en los niños, con quienes hay que tener un tacto especial para explicárselo

Un camino nada fácil

El cáncer nunca es plato de buen gusto para nadie. Y es que esta enfermedad especialmente impacta en el paciente obviamente, pero también en la familia que, se convierte, en otro paciente de manera indirecta.

Mónica Fraca es psicóloga y psicooncóloga, así como coordinadora de los hospitales de la Comunidad de Madrid en la Asociación Española contra el Cáncer, y experta en terapia familiar y de pareja. Acaba de publicar con Sentir Una visita inesperada en la familia, un libro con consejos sobre cómo abordar la noticia del cáncer y el proceso dentro de las familias. Según reconoce esta experta, el impacto de la enfermedad no solo es para quien la padece, sino también para su entorno, que se convierte en un paciente de segundo orden. «El cáncer llega a casa para todos, al final es un impacto para todos los miembros del hogar», destaca esta psicooncóloga.

A nivel psicológico, en el enfermo, hay primero una situación de choque inicial, de negación, de incredulidad, y también surgen síntomas asociados al duelo, como la tristeza, la apatía, o la rabia. Aparte, subraya que este proceso va acompañado de otras emociones «muy fuertes» como pueden ser la sensación de afrontamiento activo, el apoyarnos en lo que nos sirve, o el querer curarnos: «Todo son emociones adaptativas que acompañan al enfermo a lo largo de todo el proceso de la enfermedad. Éste puede tener momentos de mucha alegría, pero también a las horas padecer tristeza o culpa, o por ejemplo ansiedad por el futuro, dudar de si funcionará o no el tratamiento, por ejemplo».

Dice Fraca que la familia también sufre casi los mismos síntomas, «por eso se dice que son pacientes de segundo orden», y en ellos puede haber desesperanza, tristeza, sobreimplicación, culpa, o bien aislamiento porque no se sabe muy bien qué hacer.

«Por eso, el psicólogo es importante en estas situaciones como acompañamiento y apoyo para poder transitar estos procesos de la mejor manera posible», remarca la psicóloga de la Asociación Española contra el Cáncer.

¿Cómo les afecta?

Una parte fundamental de la familia son los menores, y en estos impacta enormemente la noticia del cáncer. De hecho, para muchos padres o cuidadores les es muy difícil comunicarles la algo así.

Fraca, en este sentido, defiende que los menores, como miembros de la familia que son, deben saber lo que está sucediendo y es que, tal y como resalta, aunque no pregunten saben que algo pasa porque perciben cambios en las rutinas y en la organización del hogar, por ejemplo.

«Estas emociones se ven, aunque no se expresan muchas veces. Los niños son espectadores pasivos, y a veces padecen ensimismamiento, sensación de culpa, de soledad, al no tener la comunicación que se requiere en estos casos, y lo suyo es que obtenga información de lo que sucede», insiste esta psicóloga.

Una vez que se les explica, determina que experimentan emociones de preocupación, de tristeza, de miedo, pero resalta que estas «son adaptativas y necesarias», a la vez que dan paso a la aceptación de una situación que, en la medida en la que se comparte con ellos, se les dificulta menos el proceso. «Es muy necesario poder hablar con ellos para que estas emociones normales se expresen, sean adaptativas y den paso a otras emociones», reitera Fraca.

En este sentido, la experta hace hincapié en la importancia de no dejarlos fuera ante la noticia.

Recuerda la importancia de los cuentos como «herramientas para contarlo», al tratarse de una situación «difícil de explicar». «Cuando obtienen la información se sienten más tranquilos, entienden lo que pasa, preguntan a fuentes fiables, y por eso conocer es alivio para el niño y sensación de tranquilidad y de confianza», recalca.