El 22 de mayo de 2021, el Real Madrid despedía una temporada agridulce con un triunfo por 2-1 sobre el Villarreal. Fue una campaña de notable:el equipo alcanzó las semifinales de la Champions (cayendo por un global de 3-1 ante el Chelsea, campeón a la postre) y fue segundo en LaLiga, quedándose a dos puntos del Atlético. Pero como el nivel de exigencia mínimo es el del sobresaliente, nada ni nadie había preparado al madridismo para el bombazo que sufriría solo cinco días después de aquello: «El equipo necesita seguir ganando y para eso necesita un cambio». La frase era de Zinedine Zidane, que contra todo pronóstico ponía fin a su segunda etapa como entrenador blanco.
«No voy a entrenar a otro equipo», fue otra de las frases del francés en aquella sorprendente conferencia de prensa en la que deslizó sutilmente falta de apoyo de la directiva. Y no lo ha hecho. Han pasado 1.318 días desde su último partido (más de tres años y siete meses) y todo a su alrededor sigue siendo un misterio… partiendo de un origen insólito en la historia moderna del fútbol, el del técnico joven y de éxito que lleva más de tres temporadas en 'barbecho': la estrategia de dejar sin sembrar una tierra de cultivo durante uno o varios ciclos vegetativos. Los rumores sobre una retirada encubierta, un adiós definitivo silencioso, han sido cada vez mayores en los mentideros futbolísticos a pesar de que él mismo y su entorno lo han negado; lo único que está claro es que solo hay dos puertas a las que quiere llamar: la selección francesa y el Real Madrid.
Ofertas
'Zizou' ha manejado varias ofertas muy atractivas en este período, pero la respuesta ha sido siempre la misma: no. Entre otros 'gigantes' de Europa, el galo ha tenido llamadas del Bayern, del Manchester United y de la Juventus, el que más cerca estuvo de llevarse el gato al agua por el pasado 'nerazurro' del genio de Marsella: jugó cinco temporadas en Turín, donde conquistó cinco títulos antes de ser traspasado en 2001 al Madrid.
Así que el futuro del francés en los banquillos pasaría solo por dos vacantes que no tienen visos de producirse a corto plazo: el romance de Carlo Ancelotti con la selección brasileña duró poco y ahora vive un período de éxito en el club blanco, y Didier Deschamps (criticado casi desde 2018, cuando fue campeón del mundo… e incluso antes) renovó recientemente su contrato hasta después del Mundial de Norteamérica 2026. Zidane, afincado en la capital de España, vive con tranquilidad una rutina alejada del fútbol que solo rompe para viajar a su escuela 'Zidane five club' (cuyo fin es integrar a jóvenes en riesgo de exclusión) y para seguir la carrera de sus cuatro hijos: Enzo (ya fuera del fútbol profesional), Luca (portero del Granada), Theo (mediocentro del Córdoba) y Elyaz (defensa en el filial del Betis).
Mientras, el entrenador se toma con calma su vuelta al trabajo, su guardia pretoriana no ha tenido tanta paciencia y se ha dispersado: su eterno ayudante, David Bettoni, es el actual entrenador del Club Africain, segundo clasificado en la Liga de Túnez (antes había dirigido sin suerte al Sion suizo).
El preparador físico, Gregory Dupont, -recordado por el protocolo individual que impuso a los futbolistas en la pandemia… con el que remontaron para ganar LaLiga de 2020- se ha unido a Bettoni en Túnez.
Y uno de los ayudantes más cercanos a Zidane, Hamidou Msaidie (el que estudiaba las pisadas de los futbolistas -fascioterapia-) ha dejado el fútbol para fundar Slowmotions, una empresa que trabaja el entrenamiento personal. E incluso su entrenador de porteros, Roberto Velázquez, fue fichado por la Real Federación Española Española (RFEF) para trabajar con los guardametas de las categorías inferiores.