Todos tienen experiencia en haber participado en tareas de auxilio de otros desastres naturales o accidentes, pero lo que se han encontrado los efectivos del cuerpo de Bomberos de Ávila desplazados a la zona afectada por la Dana supera cualquier vivencia que han podido tener hasta el momento. La magnitud de la catástrofe les ha impresionado y entienden a la perfección el estado de «desesperación» de los afectados porque «esto es un desastre absoluto».
José Miguel Álvarez es uno de los bomberos del Ayuntamiento de Ávila que se ha desplazado hasta la zona dentro del segundo turno. Este miércoles terminó su estancia en tierras valencianas, en donde un equipo de 7 personas ha participado en las tareas de rescate y auxilio. Al igual que han comentado muchos de los que han estado por allí, asegura que «lo que se ve por la televisión no tiene nada que ver con lo que te encuentras cuando llegas. Esto es la destrucción total», afirma desde el lugar en el que descansa después de una jornada agotadora en la que, además, su equipo encontró el cuerpo sin vida de un hombre, «estábamos pasando por una zona de juncos y observamos un bulto enorme, al acercarnos vimos que se trataba del cuerpo de un hombre. Te quedas muy afectado».
El equipo de bomberos de Ávila ha trabajado a las órdenes del puesto de mando de la zona, «son ellos los que nos han dicho dónde teníamos que ir. Los bomberos estamos trabajando principalmente en zonas técnicas y difíciles, revisando garajes y edificios, algunos de los cuales se están derrumbando y hay que tener cuidado y apuntalarlos. Entras en los garajes y no sabes lo que te puedes encontrar. En muchos casos da hasta miedo entrar».
«La gente está desesperada, esto es un desastre absoluto»La primera dificultad que aparece al intentar ayudar es que «hay medio metro de barro en las calles. Moverse es muy complicado. Lo tenemos que hacer con todo terrenos. Luego, llegamos a los garajes, por ejemplo, y lo primero que hay que hacer es sacar agua con las bombas. Hablamos de millones de litros de agua al día los que hay que sacar para poder entrar luego».
«Ves cosas alucinantes. Es que el agua ha movido hasta trailers que pesan miles de kilos, y luego la gente te cuenta sus experiencias. Muchos se salvaron porque se subieron a los tejados. Te cuentan lo mal que lo han pasado y entiendes su desesperación porque esto es un desastre absoluto. Desde casi 80 kilómetros antes de llegar a Valencia ya veíamos coches afectados. Las calles están intransitables y la gente ha sacado todas sus pertenencias afuera para limpiar sus casas», relata José Miguel Álvarez, que tiene claro que «tendrán que pasar muchos meses para que se pueda hablar de algo de normalidad en la zona. Es que está arrasada completamente, por mucho que te digan, hasta que no lo ves en persona no te lo puedes creer».
La tareas encomendadas a los bomberos van tocando a su fin porque «ya es un trabajo más de limpieza que de rescate el que queda», y los de Ávila se vuelven después de haber aportado su granito de arena dentro de la ingente tarea que queda por delante para que algún día, aunque sea dentro de muchos meses, Valencia vuelva a lucir.