Cualquier lector habitual de estas páginas tiene que ser consciente de que este periódico y este humilde director hemos mantenido siempre un compromiso inequívoco para convertir a Ávila en una gran ciudad universitaria. Desde las instituciones públicas, a pesar de se han apoyado las iniciativas universitarias y los centros que operan en la ciudad, no han entendido qué es llevar a cabo un plan para convertir ésta en una ciudad y provincia universitaria como tal, y quizás por eso quede aún tanto por hacer.
Mientras la Universidad Católica sigue aguardando el momento de poder seguir creciendo, con una paciencia que solo pueden demostrar las Cruzadas de Santa María (institución religiosa que gestiona el rumbo de la UCAV, la Universidad de Salamanca, o más concretamente, su nuevo rector, Juan Manuel Corchado, parece tener un plan de crecimiento para el campus de la Universidad de Salamanca ubicado en, a pesar de que este proyecto parece estar colisionando con la Junta de Castilla y León, valedora del ente público, que aunque tiene autonomía en el desarrollo de sus funciones y tiene personalidad jurídica propia, viene condicionada en parte por la legislación que diseña el gobierno autonómico.
Hemos sido testigos esta última semana de algunos cortocircuitos entre la propia USAL y la Junta de Castilla y León (vimos a una consejera de Educación muy enfadada esta semana en Ávila). Ambas instituciones han utilizado los medios de comunicación para, por un lado, anunciar sus proyectos y, por otro, cercenarlos. Primero la USAL anunció que implantará en Ávila el grado de Ciencias del Deporte, y la Junta lo rechazó tajantemente. A ver, que tiene sentido porque esta titulación tiene mucho que ver con la Facultad de Educación de Ávila que tanto prestigio arrastra. Pero también es verdad que no se pueden implantar nuevas titulaciones si no hay beneplácito del gobierno regional (los lectores recordarán la adjudicación de hace unas semanas solamente de grados a las diferentes universidades públicas de la comunidad).
El caso es que a pesar de la contundencia de los discursos no sabemos qué hay de cierto en los planes de la USAL ni, sobre todo, hasta qué punto dejará la Junta crecer el campus de Ávila. Habrá que dejar pasar el tiempo para ver en qué se queda la cosa, porque hasta ahora el choque de discursos impide sacar alguna conclusión clara, más allá de suposiciones que no dejan muy buenas sensaciones.
Convendría que se definiera y aclarara la situación para no marear más ni a la población ni a la comunidad educativa universitaria que trabaja en Ávila, que hace grandes cosas y que permite a esta provincia seguir avanzando en el complicado y prestigioso mundo del conocimiento y la investigación. Así que, déjenles, y faciliten más medios, que lo merecen, porque con discursos crispados no se logra construir un campus como el que Ávila merece y puede desarrollar para ser una provincia competitiva.