Harina, agua, sal y una pizquita de levadura. Pocos ingredientes y de una sencillez extrema para elaborar el alimento de los alimentos: el pan. Desde hace milenios, el ser humano da forma a un bocado tan delicioso como necesario, de ahí que nunca sean pocos los homenajes que puedan llegar a dársele.
Este sábado, uno de esos reconocimientos llegaba desde la localidad de Robledillo, en Solosancho, que celebraba con gran éxito de público, su III Día del Pan: una jornada pensada, como decíamos, para honrar al que puede considerarse base de buena parte de la alimentación en el mundo. Pero, también, una jornada de convivencia vecinal en torno al horno puesto en funcionamiento por el Ayuntamiento hace cuatro años y que ayer comenzaba a funcionar bien pronto, a eso de las ocho de la mañana.
Desde ese momento, los vecinos y vecinas de Solosancho se pusieron manos a la obra para dar forma a las delicias que, sólo unas horas después, servirían para alegrar sus paladares.
Así, y como explicaba a Diario de Ávila Jesús Martín, alcalde de la localidad, las primeras hornadas se dedicaron a los más de 140 bollos preñados preparados por Félix, el hijo del panadero de Robledillo, que servirían de merienda a los asistentes a la fiesta.
Como también sirvieron como tentempié vespertino los mantecados y huesillos de santo que 'visitaron el horno vecinal después y en cuya elaboración se implicaron un montón de personas. «Aquí hay como unas 40 personas trabajando», decía orgulloso el alcalde que, sobre todo, destacaba la colaboración e implicación de sus vecinos en la fiesta. «Cada uno hace lo que puede: unos hacen las masas, otros preparan las bandejas, otros van limpiando...», describía Martín los afanes de los vecinos de Robledillo, que tras un aperitivo en la plaza y una comida a base de revolconas con torreznos y fruta, pudieron asistir a la charla ofrecida por el cronista oficial de Ávila, Jesús María Sanchidrián.
Él, como los vecinos de esta localidad del Valle Amblés, conoce bien la importancia que Solosancho llego a tener en su día como punto de parada en la ruta que llevaba de Ávila al Valle delTiétar. Un alto en el camino que, además, siempre contaba con el aliciente de poder comprar uno de los mejores y más famosos panes de la provincia: el pan de Robledillo. «La gente lo conocía de esa manera», presume el ahora alcalde de la localidad, que como sus vecinos participó también en el resto de actividades previstas para la tarde en el III Día del Pan de Robledillo. Hablamos, por ejemplo, de una cena a base de migas y panceta, de música tradicional en la plaza y de un concurso de pasodobles.
Por cierto que para la próxima Fiesta del Pan el Ayuntamiento espera poder tener ya en funcionamiento un segundo horno vecinal que, en esta ocasión, quedará instalado en Solosancho.