«Adolfo Suárez fue un hombre de Estado con visión de futuro»

B.M
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La Cátedra Adolfo Suárez de la Universidad Católica de Ávila y la Diputación de Ávila organizan una jornada en torno a los 45 años de la Constitución con importantes personalidades

«Adolfo Suárez fue un hombre de Estado con visión de futuro»

La Cátedra Adolfo Suárez de la Universidad Católica de Ávila (UCAV) y la Diputación de Ávila organizó una jornada titulada '45 años de Constitución', en torno a la figura de Adolfo Suárez y la Carta Magna en la que se habló de un presidente que trabajó por la estabilidad de la nación. Un hombre, según se dijo en la primera conferencia, «de Estado y visión de futuro».

En la clausura participaron Carlos García, presidente de la Diputación Provincial de Ávila; María del Rosario Sáez Yuguero, rectora de la UCAV, y Francisco Pérez de Pablo, director de la cátedra. Este último habló de Suárez como el presidente de «mayor empatía» y se refirió a su paciencia, intuición, persuasión, apego a la realidad, conocimiento de los medios de comunicación, confianza en sí mismo y capacidad de liderazgo. Y en un momento en el que se olvida la memoria democrática, en el que «parece que nada se ha hecho bien», se da sentido a esta cátedra.

El presidente de la Diputación destacó a un «vecino de Cebreros» y «abulense por los cuatro costados» que es la «figura política más importante del siglo XX y de las más importantes en la historia de España». Sobre aquella época, agradeció a «los españoles que se tendieron la mano» y que pensaron «en el futuro antes que en el pasado».

La rectora señaló que es «un orgullo tener esta cátedra» como «un deber que tenemos los abulenses» con Suárez, y aprovechó para recordar que Suárez tuvo «que ver muchísimo en la creación de la UCAV de la mano del cardenal Cañizares».

las conferencias. La jornada estuvo protagonizada por tres conferenciantes, Alberto Aza Arias, director del gabinete del presidente del Gobierno Adolfo Suárez y consejero permanente del Consejo de Estado; José Manuel Otero Novas, ministro de la Presidencia con Adolfo Suárez y de Educación con UCD; y Miguel Rodríguez-Piñero y Bravo-Ferrer, presidente del  Tribunal Constitucional (1992-1995) y consejero permanente del Consejo de Estado.

La apertura fue para Alberto Aza que se centró en la política exterior de Suárez, que definió como una «obra titánica». La intención de su conferencia fue mostrar cómo fue la actividad del Gobierno y su presidente en la Transición en el ámbito exterior, comenzando por hablar de lo que heredó Suárez y sus «déficits» en las relaciones internacionales. La intención fue la «homologación» de una democracia con régimen monárquico parlamentario en lo que se convirtió en un «gran proyecto de Suárez» que «aún hoy estamos viviendo». En definitiva, se trabajó para «vender el producto al extranjero», saliendo al exterior a explicar el proyecto, hacerlo creíble y demostrar que era de progreso y con credibilidad, dijo el conferenciante. Esto se materializa con diferentes visitas al Exterior, comenzando por México y Estados Unidos, pero también mirando a Europa para lograr la integración.

José Manuel Otero Novas dio su visión sobre el periodo de la Transición, la evolución de las leyes franquistas para llegar a la Democracia y el reformismo. Habló de los grupos que se fueron preparando en la Transición, con un relato con toda su experiencia personal y recordando su relación con Adolfo Suárez.

Se refirió a los años anteriores a la llegada de Suárez al Gobierno y también de ese momento y que le pidió «colaboración». «Le dije que sí a Adolfo Suárez y no me arrepentí nunca en la vida», aseguró. Y así comenzó una presidencia «mágica». 

Entre sus conclusiones, que «Adolfo Suárez consiguió un pacto emocionante de reconciliación» y «se estableció un régimen de libertad y democracia que al menos hasta el día de hoy ha durado 45 años».

Miguel Rodríguez-Piñero destacó el «papel decisivo de Adolfo Suárez en la aprobación de la Constitución» y en la configuración de un Estado de Derecho, habló de su espíritu de concordia y de «una figura que ha trascendido con el tiempo y pasado a la historia como un gran estadista». Un hombre que presumía de ser de Cebreros, un hombre «del pueblo y de pueblo» y que se apoyó de «gente muy preparada» pero «con su propia personalidad».

Ya con una mirada actual, dijo que «España ha cambiado pero la Constitución está viva» aunque habló de que hay una crisis de la democracia en «todo el mundo democrático», con un momento de desigualdades y cuando se da un «desencanto» y hablando de la responsabilidad de los partidos políticos.