El error de Tudanca al confundir los datos de paro de España con los de Castilla y León, siempre en perjuicio del Gobierno de la Comunidad, es una anécdota que, sin embargo, podemos elevar a categoría. Ve los datos, los interpreta mal y, aplicando el patrón de que lo de aquí (donde el PSOE no manda) es siempre peor que lo de allí (donde sí lo hace) atiza un mandoble del que luego ha tenido que desdecirse. Le puede pasar a cualquiera…
Cualquiera que haga uso del antiguo Twitter con prisa, sin rigor, siempre para expresar una opinión a beneficio de inventario y no con el marchamo de veracidad que al ciudadano le conviene. Quienes rechazan las redes lo hacen precisamente por este tipo de prácticas, más propagandísticas que ilustrativas, más apegadas al partido del que dependen que a la institución cuya representación ostentan.
Soy firme defensor de la redes sociales, el mayor factor de desintermediación que ha creado el ser humano, pero defiendo ante todo la solvencia de quienes transmiten información a terceros en ejercicio de su representación. Nada perjudica más al medio que las soflamas enmascaradas con presuntas certezas que resultan no ser tales. Nada disgusta más a los ciudadanos comunes que los tiroteos entre políticos en las plataformas y nada merma tanto su reputación como el vocerío superlativo de los palos y los guantazos.
Se pide, acertadamente, que los periodistas se expresen con apego a la verdad y nunca se recuerda lo suficiente esa obligación. Pero ser político no equivale a ser artero necesariamente, ni la brega justifica el permanente acceso al dicterio y a la ofensa. Han nacido para gobernar (los unos) y para tutelar (los de la oposición) pero el clima político es demasiado sofocante, un estrés con el que todos perdemos.Hay demasiada gente usando las redes para el bien allá donde hace falta, instituciones internacionales, gente que comparte en buena lid, creativos, socializantes de buena voluntad como para que por aquí se ande mal empleando una herramienta tan potente y tan necesaria. Buen momento el comienzo del año para la reflexión.