Las adopciones no llegan a 100 en los últimos 16 años en Ávila

M.M.G.
-

Los casos internacionales casi han desaparecido, con sólo cuatro expedientes los últimos cinco años y los nacionales apenas sumaron durante el último lustro

Las adopciones no llegan a 100 en los últimos 16 años en Ávila

Ampliar la familia mediante una adopción está cada vez menos en los planes de los abulenses. O al menos eso hacen pensar los datos que sobre adopción nacional e internacional maneja la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, de la Junta de Castilla y León.

Según las tablas que maneja Diario de Ávila, en los últimos 19 años las adopciones llevadas a cabo en Ávila no llegan al centenar. Así, desde el año 2008 hasta el pasado 2023, la población abulense apenas aumentó con 93 adopciones, entre las tramitadas en España (41 casos) y las gestionadas con países extranjeros (52).

Muy lejos quedan ya las 17 adopciones contabilizadas en 2010 (once internacionales y seis nacionales, aquel año), año con más casos registrados en Ávila de estos últimos 19 años. 

Hablamos de casi dos décadas en las que la evolución de las cifras ha sido muy irregular, si bien la tendencia a la baja es apreciable.  

Según marcan las tablas, en 2008 se adoptaron de manera efectiva en Ávila a ocho menores (seis extranjeros y dos nacionales)y en 2009 fueron siete los niños adoptados, todos ellos enmarcados en los trámites de adopción internacional.

Fue en 2010 cuando se alcanzó el 'récord' de adopciones en el periodo de tiempo que estamos analizando: 17 niños fueron adoptados en Ávila ese año. De ellos, once procedían de fuera de nuestras fronteras y seis, de España.

A partir de ese año comenzó el descenso progresivo en lo que a adopciones se refiere. Y así, en el año 2011 se contabilizaron diez adopciones (cinco de cada modalidad), mientras que en 2012 las adopciones se quedaron en seis (cuatro extranjeras y dos nacionales), las mismas que se registraron en 2013, aunque en este caso abundaron las internacionales: cinco frente a una única nacional.

En 2014 las adopciones subieron a las siete (tres internacionales y cuatro nacionales respectivamente) y en 2015 bajaron un poco más: fueron cinco únicas adopciones (tres nacionales y dos extranjeras).

2016 sumó un nuevo descenso hasta llegar a las tres, las mismas, por cierto, que el año pasado. Y fueron dos nacionales y una extranjera. Y en 2017 se alcanzó el mínimo histórico con una única adopción, antes ya mencionada.

Un año después las cifras subieron hasta las siete, con tres internacionales y cuatro nacionales. No hubo en cambio ninguna adopción internacional en 2021, cuando sólo se contabilizaron dos casos en todo el año en Ávila.

Fue en 2019 y 2020 cuando las adopciones internacionales (una en cada caso) llegaron desde India. Esos años, las adopciones nacionales fueron idénticas también: dos en cada caso.

Y ya más cerca en el calendario, en 2023 se repetían los datos registrados en 2022: cuatro adopciones en total, de las cuales tres fueron nacionales y una, internacional, en ambos casos también, con origen en Filipinas.

En definitiva, se aprecia cómo los casos internacionales prácticamente han desaparecido, con sólo cuatro expedientes formalizados los últimos cinco años y los nacionales sólo sumaron doce desde 2019.

¿Y a qué obedece esa caída de casos? Puestos en contacto con Javier Álvarez-Ossorio, presidente de la Asociación Regional de Familias Adoptantes de Castilla y León, Arfacyl, éste apunta a Diario de Ávila que la tendencia abulense es «totalmente extrapolable» al resto del país. «con pequeñas variaciones, pero sí», apunta, y aclara que ese descenso «es especialmente notorio respecto a las adopciones internacionales, que se encuentran en vía de convertirse en algo testimonial».

¿Y a qué podría ser debido?, le preguntamos. «Se trata de un conjunto de causas y circunstancias que repercuten y que suman». Y menciona en primer lugar, en adopción internacional la saturación de los países de origen con expedientes de solicitud de adopción y el colapso de la resolución de los mismos. «Pero, además», prosigue, «la capacidad de atención a la infancia ha mejorado en la mayoría de los países, con lo que han mejorado los sistemas de protección y por tanto disminuido los abandonos y el número de menores adoptables. Al mismo tiempo mejora la situación económica y social de los países lo que hace que dispongan de una clase media capaz de absorber sus necesidades de adopción».

Por otra parte, apunta Álvarez-Ossorio, «hay que tener en cuenta la desaparición de China y Rusia como países de adopción, que en la época de mayor número de adopciones internacionales suponían alrededor del 50 por ciento de las mismas. En el caso de China por la eliminación de la política del hijo único y su crecimiento económico. Y en el de Rusia, por la homofobia y el veto a los países que permiten el matrimonio y la adopción a personas del mismo sexo».

Sabe Álvarez-Ossorio que «todo ello además repercute en tiempos de espera mayores y en que los perfiles de los menores adoptables sean de necesidades especiales, de grupos de hermanos o de más edad, ya que los bebés y los que no tienen problemas de salud se quedan en adopción nacional». 

Por último, incide, «también han mejorado los sistemas de control y garantías en las adopciones internacionales, de forma que aquellos países en los que no se dan unas garantías suficientes están cerrados. Se necesita contar con un sistema de protección suficiente que garantice la adoptabilidad y elimine todo atisbo de tráfico de personas y cualquier duda sobre la legalidad de los procedimientos. Si el sistema de protección es tan débil que no puede atender a su infancia, tampoco es capaz de garantizar la legalidad de los procedimientos de adopción internacional».