"Si no fuera por mi nombre, nadie diría que soy extranjera"

S.J.
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'Jana' llegó a Ávila en el año 1992 para jugar en el equipo de voleibol del Casa Social Católica, época en la que el club abulense vivió su periodo de más esplendor

"Si no fuera por mi nombre, nadie diría que soy extranjera" - Foto: David González

Aunque el fútbol siempre ha tenido mucho tirón en nuestra provincia gracias al Real Ávila y sus 101 años de historia y el baloncesto también ha generado afición en los últimos tiempos, es innegable que el deporte que ha puesto a Ávila en cotas más altas es el voleibol. Durante la década de los noventa, el club Casa Social Católica se convirtió en uno de los principales equipos de España, logrando una Copa de la Reina en 1995 y participando en dos Final Four de la Copa CEV, la segunda competición europea. Sin embargo, el club murió de éxito en 2006 y dejó a la ciudad huérfana del gran equipo de su historia.

No obstante, algunas de sus jugadoras permanecieron en Ávila, como el caso de la búlgara Snejana Stancheva, conocida por todos como 'Jana'. Hace casi 33 años que vino a la ciudad como profesional del voleibol y llegó para quedarse. «Si no fuera por mi nombre, nadie pensaría que soy extranjera», comentó entre risas. Una vez que dejó atrás su vida deportiva (colabora como entrenadora en uno de los clubes de la ciudad), se recicló en el ámbito sanitario gracias al apoyo de su marido. Ahora trabaja como Técnico en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE) en el Complejo Asistencial de Ávila. Pero es inevitable que sus recuerdos se vayan a aquella etapa gloriosa del voleibol. «Aquello era lo mejor que había. Fue la mejor época de mi vida y del deporte en Ávila, la gente disfrutaba mucho», evocó.

Después de tanto tiempo en la ciudad, ya ha hecho aquí su vida, ha formado una familia y ya es una abulense más, aunque los inicios no fueron del todo fáciles. El hecho de venir desde un país del Este como Bulgaria a un estado occidental como España le hizo notar muchas diferencias entre uno y otro. «Yo venía de un país del Este donde todo era algo más estricto y había más orden», comentó. Esta circunstancia la sigue notando en la actualidad, cuando ve que las jóvenes a las que a veces entrena no atienden a sus palabras o tácticas, aunque eso son cosas de la edad. Otro aspecto que también le sorprendió a su llegada fue el trato que se le daba a las deportistas. «En Bulgaria nos trataban como profesionales, pero aquí no era considerado como un deporte profesional y más en el ámbito femenino. Eso era lo que peor llevaba», recordó. 

Pero los tiempos y la sociedad han cambiado en todos los aspectos. También en la morfología de la ciudad. «Vine de una ciudad más grande y, al llegar a Ávila, me chocó que fuera tan pequeña e incluso algo aburrida. Pero en 30 años ha mejorado muchísimo. Ahora tiene más aspecto de ciudad», declaró Jana. Con el tiempo se acabó enamorando de su nuevo hogar y de su gente. «Aquí encontré gente que me aceptó como una más de su familia», rememoró. De hecho, aprendió el castellano durante un verano de trabajo en el bar de Mingorría, periodo que guarda con cariño en su memoria. 

Con todo esto, es comprensible que no tenga intenciones de volver a su país de origen, donde solo regresa en ocasiones de visita. Además, ahora tiene aquí a su madre y su hermana va y viene de Bulgaria. «Creo que ya no volvería allí, porque cuando voy me siento un poco extraña. Tendría que pasar algo muy importante para que volviera otra vez», confesó. Hace 33 años, Ávila ganó a una abulense más gracias al voleibol.