Un adiós al «corazón y cerebro de la administración». Así definió el consejero de Presidencia, Luis Miguel González Gago, la jubilación de 77 trabajadores públicos, de los cuales buena parte se acercaron este miércoles a la Delegación de la Junta en Ávila a recoger una placa que les recordará sus años como empleados al servicio de los ciudadanos. Ávila cuenta con 6.600 empleados públicos de la Junta de Castilla y León, lo que hace que sea la «principal empresa de la provincia», dijo el representante regional, que aseguró que «va a ser posible» que la región se quede en torno al ocho por ciento de temporalidad aconsejada por Europa cuando terminen los procesos abiertos. En este sentido, recordó que los procesos de estabilización terminarán por parte de los tribunales este mismo año y luego llegará la adjudicación de las plazas. Se trata de un proceso para trabajadores que han venido «desarrollando de manera temporal, pero durante muchos años, un determinado puesto de trabajo». Junto a la estabilización, también hay otros procesos selectivos de ingreso de personal por oposición que llevarán a la «reducción de la temporalidad» y a esa intención de llegar al objetivo de dejarla en torno a ese ocho por ciento.
González Gago también se refirió a acciones que ha acometido la Junta de Castilla y León en cuanto al personal público en temas como la carrera profesional, la jornada de 35 horas, los procesos de estabilización o la firma del convenio colectivo en un acto y lo hizo en el acto de jubilación, que también pretendía ser un «reconocimiento a la labor diaria» que llevan a cabo estos empleados y que se merecen toda la «consideración» por «toda una vida dedicada a los ciudadanos».
«Hoy es un día especialmente importante, con ocasión de esta entrega de placas de Jubilación», dijo el consejero, «para recordar los principios generales que debemos tener en la ética pública los servidores públicos». Y entre estos valores se refirió a la integridad, neutralidad, transparencia, dedicación, iniciativa, creatividad, formación, receptividad y orientación al ciudadano. También, la «ejemplaridad», señaló.
El consejero de Presidencia estuvo acompañado, entre otros, por la directora general de Atención al Ciudadano, Sonsoles Sánchez-Reyes, y el delegado territorial de la Junta en Ávila, José Francisco Hernández Herrero, que también expresó todo su «cariño y reconocimiento de la administración para la que han prestado sus servicios». Además, aprovechó para poner en valor el trabajo del Gobierno de Castilla y León y la Consejería de Presidencia «por ser especialmente sensible y adoptar decisiones muy importantes que tienen que ver con ese reconocimiento y con esa puesta en valor de la función pública», dado que aunque son los representantes y altos cargos los que «están de cara a las cámaras, «no podríamos hacer ninguna gestión ni tomar ninguna decisión sin algo absolutamente preciado para la administración como son nuestros empleados».
Entre quienes se jubilaban se encontraba María Luisa Vergel, enfermera de Salud Mental, que se enfrenta «muy contenta» a esta nueva etapa después de 42 años de trabajo. Asegura que han pasado un tiempo en una situación «precaria», con falta de psiquiatras, aunque ahora «están mejor», aunque sigue abogando por la importancia de la salud mental.
Quiere «disponer de tiempo», explicaba Francisco Javier Muñoz Retuerce, que deja la jefatura de la Oficina Territorial de Trabajo tras más de 44 años trabajando en los sectores público y privado, años de los que se quedan momentos sencillos como cuando reciben un «gracias» por las personas a las que atienden.