La crisis cambia el mercado laboral del colectivo inmigrante en España

EUROPA PRESS
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Un estudio señala que el perfil del trabajador extranjero está formado por personas de 35 a 64 años, mientras que en 2008 eran jóvenes de 16 a 34 los que predominaban en los puestos

La crisis cambia el mercado laboral del colectivo inmigrante en España - Foto: ALBERTO RODRIGO¶

La crisis económica ha cambiado el mercado de trabajo inmigrante en España, que resulta ser «más envejecido, femenino, terciario, formado académicamente y con más autoempleo» que en 2007, según puso de manifiesto el informe Inmigración y crisis: entre la continuidad y el cambio, publicado por la Diputación de Barcelona, Cidob, Fundación Acsar y Fundación Ortega-Marañón.

Este anuario de la inmigración en España, presentado hace unos días en Madrid, recuerda que la inmigración ha perdido en torno a los 900.000 empleos desde el inicio de la crisis, pero destaca que la situación ha empeorado en los dos últimos años «en los que se perdieron más de la mitad de esos puestos laborales». «Ha sido un choque muy severo para este colectivo», apostilló.

En este sentido, el catedrático de Economía Aplicada de la UAB, Jospep Oliver, añadió que «el 90%» de la pérdida de empleo en los últimos dos años se ha producido en el segmento de jóvenes -de 16 a 34 años- y vaticinó que «pronto habrá problemas con la mano de obra joven en España». «Hoy el perfil del trabajador inmigrante lo conforma el colectivo de 35 a 64 años, mientras que hace cinco años lo dominaban los más jóvenes», añadió el informe.

En cualquier caso, a pesar de esta desaparición sensible de puestos de trabajo, las remesas que se envían desde España a otros países de todo el mundo «han caído menos de lo que cabría esperar» y se sitúan en valores semejantes a 2006 -en torno a los 6.800 millones de euros-, un 20% o menos que el máximo alcanzado en 2008. Colombia, Ecuador y Bolivia son los principales destinos de estos envíos.

El catedrático de Sociología de la UCM, Joaquín Arango, interpreta estos datos señalando que «los inmigrantes sobreviven a la crisis, pero lo hacen con dificultades» y destaca sus «esfuerzos» personales para mantener estas remesas para sus familias en sus países de origen. Así, concluye que «España no ha dejado de ser en ningún momento un país de inmigración».

 

Argumentos. «Hay una autofascinación con el tema de la emigración de los jóvenes españoles, por la novedad, hasta el punto de que parece que es algo que ha desaparecido en el país, pero no es así», señaló Arango, que aludió a los saldos migratorios para defender sus argumentos.

 Así, el informe recoge que el saldo del movimiento neto de la población extranjera es positivo «tanto para el período 2008-2011, con un valor de 845.708 personas, como en 2011, con 103.190». Arango señaló que «muchas veces se tiende a la malinterpretación de los datos» y añadió que «la mayoría de los seis millones de extranjeros que se incorporaron a la sociedad española en las últimas décadas siguen en el país».

El texto incide en que desde el primer año de la crisis y hasta 2011 se registraron en España más de 1,3 millones de bajas residenciales, el 91% de las cuales son fruto de la inmigración reciente. «Continúa el retorno y la re-emigración de expatriados y aumenta la salida de españoles -un 9% del total-, aunque en un volumen más reducido de lo que se piensa», concluyó.

Al respecto, añadió que el 61% de las emigraciones desde España se concentran en 10 países, entre los que destacan el Reino Unido -14.926-, Francia -11.851-, Estados Unidos -11.394-, Alemania -8.641-.

Arango señaló que «en 2012, por primera vez, el padrón ha demostrado una disminución leve del tamaño de la población española», que se debe, principalmente, a la reducción del número de «empadronados extranjeros».