Como viene siendo habitual cada final de agosto, miles de personas deciden viajar a Francia para ganarse un dinero extra en la recolección de la uva. En este contexto, más de 15.000 jornaleros del campo se desplazarán en los próximos días al país vecino, para trabajar en la campaña de la vendimia por las condiciones salariales y laborales sin competencia que ofrece.

El salario mínimo para esta temporada se situará en 11,65 euros brutos la hora, mientras que el mínimo neto será de 9,23 euros la hora, entre un 30% y un 50% más de lo que se paga en España, lo que permite a los trabajadores obtener unos ingresos de entre 1.800 a 2.300 euros netos por persona por cada mes con una jornada laboral máxima de 44 horas semanales.

El perfil mayoritario es de operarios que desarrollan su actividad en el sector agrario, que migran también a otras campañas en nuestro país como la de la fruta de hueso, el espárrago y las vendimias. De hecho, cerca del 90% son repetidores y han participado en temporadas de vendimia anteriores tanto en España como en el país galo.

La Federación de Industria de CCOO explica que este flujo laboral estival que se repite todos los años «constituye la fuente de ingresos de miles de familias de zonas y comarcas del interior de varias comunidades autónomas en una época del año donde la actividad agraria decae de manera importante y escasea el empleo».

El sindicato estima, además, que la vendimia francesa produce el «mayor flujo migratorio laboral» en España. Del total, el 75% de los temporeros proceden de Andalucía, unas 11.000 personas, y cerca del 90% ya han participado en campañas de años anteriores.

En el caso de los jornaleros andaluces, CCOO explica que cuentan con ventajas importantes puesto que esta actividad permite a las vendimiadoras y vendimiadores de esta autonomía realizar jornadas agrarias para sumarlas a las 20 peonadas que exige el Subsidio y Renta Agraria y con las que perciben 480 euros mensuales el resto del año. 

En el caso de Granada, la provincia aporta 4.000 desplazamientos, provenientes en su mayoría de los municipios de Pinos Puenta, Baza, Cúllar, Deifontes, Guadahortuna, Iznalloz, Guadix, Huéscar, Zújar, Moclín, Benamaurel y Montejícar. Otras ciudades sureñas desde donde salen personas a trabajar a la vendimia francesa son Cádiz (fundamentalmente de la Comarca de la Sierra Sur), la Campiña de Sevilla, algunos municipios del valle de los Pedroches en Córdoba y algunas localidades de la comarca de Ronda, Antequera y Teba.

Para el sindicato, «aunque siempre hay margen de mejora, la campaña de la vendimia francesa es un modelo de flujo migratorio laboral a seguir y copiar por los empresarios incumplidores de nuestro país en relación con las fórmulas de contratación, salario, alojamiento y estabilidad de esta actividad en régimen de temporalidad y evitar así los episodios de explotación que con excesiva frecuencia se producen en el sector agrario español».

Una buena parte estará hasta finales de octubre y aprovecharán también la campaña del kiwi. Se trata de una tradición que se hereda de padres a hijos, pero ya empieza a decaer entre los más jóvenes, que miran hacia otros horizontes.