"La naturaleza nos enseña mucho y de un modo distinto"

David Casillas
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Entrevista a Felipe Nebreda, ornitólogo y divulgador

"La naturaleza nos enseña mucho y de un modo distinto" - Foto: David González

Hablando con un ornitólogo, digo yo que nos saldrá una entrevista de altos vuelos.

Espero que sí. La ornitología, además de una profesión, es para mí una pasión, porque es un estupendo camino para entrar en contacto con la naturaleza. Hablar de ella es una buena manera de intentar hacer algo de 'altos vuelos'.

El mundo de los pájaros, como habitantes que son del cielo, está lleno de metáforas muy bonitas.

Sí, hay metáforas muy cercanas a este mundo como las de la libertad, la elevación, el vuelo…

¿Y nos quedamos en esos símiles y no vamos más allá, o ya somos capaces de conocer relativamente bien ese mundo?

Creo que el mundo del 'pajareo' es aún incipiente, aunque esta afición ha conseguido ya un buen recorrido y cada vez está calando más hondo y hay más gente interesada en él; además, el mundo de las aves está teniendo un poco más de personalidad, y no solo per se, sino también en las decisiones de las administraciones. Quizás sea por un optimismo innato, pero creo el mundo de la ornitología está en un momento dulce y que eso puede servir como herramienta para su conservación. 

Usted disfruta mucho con esta pasión, y cuentan quienes le acompañan en sus charlas didácticas que ese disfrute lo hace contagioso, un buen piropo.

Me alegro mucho si es así, porque al final lo importante es ser capaz de disfrutar de las pequeñas cosas. La naturaleza es muy grandiosa y son las pequeñas cosas las que nos dan esas alegrías, cosas como disfrutar de algo que tenemos cerca. A mí, ver un pajarillo revoloteando cuando salgo de casa me despierta una sonrisa, y me parece interesante ser capaz de trasladar ese sentimiento a otras personas.

Pero aún hay mucha gente que no conoce esa riqueza o que no es capaz de apreciarla.

Sí, hay gente que no conoce esa belleza que tiene a la puerta de casa y que cuando aprende a apreciarla se queda sorprendido. A a veces salimos sin los ojos puestos cuando vamos a la calle, en muchos aspectos y en el de naturaleza también.

O sea, que nos falta educación en este campo.

Quizás por tenerlo al alcance de la mano no nos han sabido enseñar bien que ese es un valor muy importante, pero también creo que eso está cambiando para mejor. Yo llevo más de 20 años en el sector de la educación ambiental, y comparando lo que teníamos que trabajar antes y lo que tenemos que trabajar ahora considero que sí que ha habido una cierta evolución. Ha habido unos años en los que no se ha trabajado en esa sensibilidad sobre la naturaleza, pero creo que ahora se están dando pasitos importantes, aunque queda todavía un recorrido muy largo por delante.

¿Conocer significa no sólo disfrutar sino también aprender a conservar?

Totalmente, todo ello va ligado. Jacques Cousteau, una de las personas que me han marcado junto a   Félix Rodríguez de la Fuente, David Attenborough o Jane Goodall, decía que sólo se ama lo que se conoce y sólo se protege lo que se ama, y estoy completamente de acuerdo en que el conocimiento es fundamental para ser consciente de lo que te rodea, disfrutarlo, amarlo y tener esa sensibilidad de protección. Y en ese camino la divulgación es importantísima.

¿Tenemos mucho aprender de los pájaros?

Tenemos mucho que aprender de ellos, a todos los niveles, y podemos hacerlo desde la observación, desde el disfrute, desde la sensibilidad. La naturaleza siempre nos enseña mucho, y además siempre de un modo distinto. Es un libro abierto pero sin texto, no sabes lo que va a suceder cuando sales al campo y eso resulta apasionante, es un auténtico regalo.

¿Ávila es una ciudad privilegiada para disfrutar de la naturaleza en general y de la ornitología en particular?

Así es. No es pasión desmedida sino realidad objetiva el hecho de que Ávila es una de las ciudades con mayor patrimonio natural de España; su término municipal tiene una biodiversidad que no la alcanzan algunas provincias. Es verdad que es un término muy amplio, pero tenemos la suerte de ser una ciudad pequeña, amable, con prácticamente nada de contaminación y en la que la naturaleza está muy integrada.

Que mientras te das un paseo por el Rastro te sobrevuelen los vencejos, se te cruce a lo lejos un águila imperial o un buitre negro o veas un cernícalo primilla en la Catedral son cosas que a nosotros nos resultan cotidianas, pero son hechos biológicos preciosos que tendrían la capacidad de ser un atractivo turístico que mueve el interés de muchísima gente.

¿Proponemos que sea nombrado patrimonio inmaterial?

Pues bien podría ser así. De hecho creo que el patrimonio que es la naturaleza, que no sé si es material o inmaterial, deberíamos tenerlo en cuenta al mismo nivel que el patrimonio arquitectónico, el cultural o el histórico.

Cuando se consolidó la Muralla ¿se dejaron bastantes huecos para que anidasen los vencejos o fueron pocos?

Que se dejaran huecos ya es un hecho relevante, demostró sensibilidad porque cuando se hizo esa actuación no existía esa conciencia de conservación que hay ahora. Yo hubiera dejado alguno más, que hubieran venido bien, pero considero que los que hay son suficientes y la colonia de vencejos que tiene la Muralla es una de las más sanas y mejor conservadas; me da más miedo el futuro de otras colonias, por ejemplo la de las Gordillas.

Hay gente que se queja de que los pájaros anidan en sus edificios y les ensucian el suelo.

Eso es un pequeño perjuicio comparado con el gran beneficio que supone disfrutar de estas aves. Falta información, porque si supiéramos las bondades que nos aporta el tener una golondrina en la puerta de casa, un avión común, un vencejo o un murciélago, la gente estaría encantada de 'sufrir el trastorno' que puede suponer tener que limpiar sus excrementos, porque una pareja de golondrinas en época de cría, que es cuando están activas en el nido, come tal cantidad de insectos que son el mejor insecticida que podemos tener. 

Mi padre lamenta que cada vez hay menos pájaros, echa especialmente de menos a los ruiseñores.

Se lamenta con toda la razón. No se puede generalizar, porque a las aves forestales les va bien, pero a las que habitan en zonas agrícolas, en entornos abiertos y en las ciudades les va bastante mal. Y no sólo hay muchos menos ruiseñores, sino que el abanico de especies que están sufriendo un declive importante es muy sangrante, y lo peor es que la tendencia no se corrige.

Recuerdo que cuando iba con mi madre a los huertos solíamos tener como alegre compañía la de algún petirrojo.

El petirrojo es uno de mis pájaros favoritos, porque además de que es muy bonito es muy sociable, te acompaña cuando vas por el campo; es un pájaro espabilado que sabe desenvolverse bien con los humanos, pero creo que es también uno de los que está en declive.

Hablábamos al principio de bonitas metáforas pajareras, pero también las hay muy negativas, por ejemplo esa de ser 'pájaro de mal agüero'.

Las leyendas negras son uno de los grandes problemas que ha tenido muchas veces la fauna. Lo de pájaro de mal agüero suele atribuirse a los córvidos, el cuervo, la urraca, la corneja, pero hay otros muchos que han tenido mala fama desde muy antiguo, sin razón ninguna, y esa mala prensa les ha hecho mucho daño.

¿Quizás lo que hay que hacer, sobre todo desde las administraciones, es piar menos y cuidar realmente más a los pájaros?

Sí. No tiene sentido generar discursos si luego no hay una consecuencia posterior, pero sin olvidar que la educación en este campo, como en todos, es importantísima, precisamente para acercar a la gente un mundo que puede ser un poquito desconocido y así aprender también a protegerlo.

¿Los niños son una excelente palanca de comunicación?

Sin duda. Ellos captan muy bien los mensajes y, también es muy importante, lo llevan a sus familias. No hay nada más efectivo que un niño trasladando esa información, ellos son la mejor herramienta para concienciar a la sociedad, son la base y son también el futuro, no sólo por lo que decía antes sino porque tienen una larga vida por delante para poner en práctica todo lo que aprenden.