Cuando de niño jugaba al fútbol con sus amigos en el barrio de San Antonio o en el patio del colegio Chema Sánchez del Monte (Ávila, 1978) ya empezó a soñar con narrar partidos. Pronto supo que quería ser periodista, profesión que nació en él como una vocación temprana. Eso sí, el periodismo deportivo apenas lo ha ejercido, aunque guarda un recuerdo imborrable y sobre todo divertido de quien se lo enseñó siendo todavía un becario: Luis María Soto, en Onda Cero Ávila primero y en Radio España después. Allí hizo sus primeras prácticas, con Carlos de Miguel e Ignacio de la Lastra, con los que aprendió y se divirtió tanto durante aquellos veranos intensos en los que en aquella emisora de la avenida de Portugal se disfrutaba y se trabajaba a partes iguales, atesorando anécdotas desternillantes casi a diario. Ha llovido mucho desde entonces, pero nuestro protagonista de hoy solo tiene palabras de agradecimiento para quienes le enseñaron el oficio. «Es impagable que un chaval de veinte años pueda entrevistar a sus ídolos y yo siendo becario entrevisté a artistas como Malú y Pau Donés», que en aquellos finales de los noventa y principios de los dos mil venían a Ávila a dar conciertos en las fiestas de verano.
De la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Pontificia de Salamanca conserva «muy buenos amigos». Tras acabar allí su formación regresó a Ávila, donde tras una breve estancia compatibilizando trabajos en Cope y en Televisión Ávila en el año 2001 se fue a buscar la vida a Valladolid porque era allí donde trabajaba su pareja. El mismo día en que llegó allí dispuesto a entregar su curriculum vitae en las redacciones de los distintos medios tuvo la suerte de que en La Razón buscaban un redactor y aunque había varios candidatos, él fue el elegido. Quien le dio la oportunidad fue quien entonces ejercía como delegado de ese periódico en Castilla y León, Jesús Fonseca. «Para mí es más que un referente», agradece Chema Sánchez aquel voto de confianza y lo que vino después. Allí estuvo trece años trabajando, «los dos primeros como redactor y el resto como redactor jefe», recuerda su etapa profesional en la redacción de ese rotativo en Valladolid.
«Al periódico llegué con 23 años, te comes el mundo, eres un insensato, ...», rememora entre risas. «Conseguí titulares, alguna exclusiva, ...pero los horarios de los periódicos son horribles y cuando mi hijo tenía tres años, en 2014, me surgió la oportunidad de cambiar de trabajo, principalmente porque quería pasar más tiempo con él». Así que con el propósito de compatibilizar la vida laboral y familiar, ese hándicap eterno del periodismo, Chema Sánchez del Monte afrontó un desafío profesional de envergadura porque implicaba saltar «al otro lado de la trinchera», es decir, pasar de ejercer el periodismo a dedicarse a la comunicación corporativa o institucional. «Me llamaron de Iberaval justo cuando iba a asumir la presidencia de la Confederación Española de Sociedades de Garantía (Cesgar), con sede en Madrid, y buscaban un periodista que llevara la comunicación de las dos cosas», explica. Admite que «el reto era interesante», tanto que seis meses después de asumirlo miró hacia atrás y fue plenamente consciente de que su vida «había cambiado al cien por cien». Por supuesto que ganó en calidad de vida porque los horarios eran distintos a los del periódico y eso le permitió ver crecer a su hijo, pero la responsabilidad y el progresivo incremento de sus responsabilidades le han exigido grandes esfuerzos, aunque los lleva sin el cargo de conciencia de faltar tanto de casa como faltaba antes de fichar por Iberaval.
«Mi trabajo no solo consiste en redactar notas de prensa y en asesorar a la Dirección de Iberaval, también he puesto en marcha un podcast, una revista semestral para que sus 38.000 socios se sientan partícipes de la comunidad a la que pertenecen, gestiono entrevistas en medios de comunicación, lanzo casos de éxito, tengo relaciones con los medios en todos los territorios en los que estamos (Castilla yLeón, Madrid, Galicia y La Rioja), también me encargo de la parte publicitaria, de gestionar el Marketing Digital, de organizar jornadas y eventos, de supervisar las redes sociales que lleva otro compañero, ...», detalla. En definitiva, muchos días necesitaría jornadas de 48 horas, pero su trabajo le gusta, se siente valorado y está convencido de que los periodistas tenemos que valorarnos más como profesionales, algo que sí ve en otros gremios con los que mantiene estrechas relaciones. «Tenemos que respetarnos más como profesionales, yo formo parte de la Asociación de Directivos de Comunicación de Castilla y León Dircom, de la que soy secretario, porque creo que la profesión es necesaria, con sus defectos pero necesaria, y nuestra parte es la de los profesionales que brindan la información a los periodistas, luego está el profesional para decidir si lo que le aportamos cada uno de nosotros le interesa o no a su lector o a su oyente en función de sus criterios», destaca.
«La Dirección de Comunicación tiene que ayudar a empujar la marca para la que trabaja, dentro y fuera de la empresa, porque es tan importante la comunicación externa como la interna, uno de los principales retos de un director de comunicación es precisamente que los empleados de la empresa sean sus principales embajadores, algo muy difícil de conseguir, pero hay que intentarlo», defiende Chema Sánchez del Monte.
En septiembre se cumplirá una década desde que asumió la Dirección de Comunicación de Iberaval y si algo tiene claro es que cualquier periodista debería probar a trabajar «en las dos trincheras», primero por una simple razón de empatía. «Cuando los periodistas nos llaman para pedirnos un dato quieren tenerlo al instante y a veces no es tan fácil, nadie se pone en la piel del director de Comunicación, que tiene que consultar a otras personas, tiene que madurar determinadas informaciones, ... y es que los intereses en juego no son solo los suyos, sino que hay muchos otros factores que el periodista que ha pedido esa información no se imagina si nunca ha estado al otro lado», argumenta. «Por eso siempre digo que lo ideal es que el periodista pase por el lado oscuro y por el lado claro, que es para el solemos formarnos, pero es que la comunicación corporativa cada vez es más necesaria», añade.
Le preguntamos si no tiene la sensación de que las fronteras entre ambas trincheras están cada vez más difusas. «El periodismo, como el teatro, siempre está en crisis, hay gente que vive muy bien, pero la mayoría de los profesionales o están pluriempleados o no tiene buenos salarios, algo se queda en el camino o alguien gestiona muy bien lo de unos pocos y reparte muy mal para la mayoría, que son los que sacan el trabajo adelante», reflexiona. Pese a esa crisis eterna de la que habla, los medios de comunicación siguen ahí, en buena medida impulsados por la vocación que alimenta el día a día de sus profesionales, aunque ahora «cada vez haya menos periodistas y más especialistas en Marketing Digital», sostiene. «No creo que la profesión esté herida de muerte, aunque con la Inteligencia Artificial se complican las cosas; es verdad que el periodismo evoluciona, aunque no sé si para bien porque los formatos han cambiado tanto, también la gente, que cada vez quiere más con menos, la cultura del esfuerzo escasea, el lector no tiene interés en profundizar en las informaciones que los periodistas escribimos o preparamos ,...», lamenta Chema Sánchez.
Desde ese «otro lado» en el que lleva ya casi diez años trabajando, echa de menos «la adrenalina de las campañas electorales y la del día de las elecciones» que solo vive el periodista desde dentro, desde una redacción. Pero también es consciente de que el ser humano tiene esa capacidad de filtrar «solo lo bueno», procurando no olvidarse de todo lo que pesó en la balanza para cambiarse de trinchera.
Entre una y otra, nuestro protagonista de hoy tiene su isla de paz: www.musicandrock.com, que empezó siendo un blog y hoy es una web especializada en música que, además de dos premios, «ha llegado a tener 60.000 visitas mensuales, mucho más que algunos medios de comunicación», apunta. «Para mí es una válvula de escape que me permite aunar mis dos pasiones: la música y escribir, la actualizo semanalmente, me dedico a ella los fines de semana y me ha dado muchas satisfacciones», destaca. Menos reggaeton, él escucha todo tipo de música, pero la que más le gusta es la «clásica», dice entre risas: U2, Bruce Springsteen, Metallica, ... Le pedimos el nombre de un artista al que vea potencial y, por supuesto, nos lo da. Apunten: Tate McRae, cantante canadiense.
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