La vía elegida por el Gobierno para aprobar los Presupuestos, con los apoyos de los independentistas y los abertzales, está provocando más de un quebradero de cabeza a Moncloa. Primero fue el acuerdo con Bildu, que desató una tormenta de críticas no solo de la oposición, sino también de barones y exidirigentes socialistas. La revuelta interna llegó a tal punto que el propio Pedro Sánchez además de negar cualquier pacto con los de Otegi, llamó al orden a los díscolos, acusándoles incluso de «desleales». Con las aguas más calmadas, el Ejecutivo ha seguido sumando respaldo al proyecto, como el del PNV, que a a cambio de su sí obtendrá más dinero para Euskadi y la cesión al Gobierno Vasco de los terrenos del cuartel de Loyola en San Sebastián, propiedad de Defensa, a pesar de la opinión en contra de este Ministerio. Y el de ERC, que entre otras contrapartidas, logró el compromiso de Moncloa para acabar con el dumping fiscal, es decir, se busca armonizar el Impuesto de Patrimonio, así como el de Sucesiones en toda España. En palabras del portavoz de los independentistas, Gabriel Rufián, acabar con el «paraíso fiscal de facto» montado por la «derecha» en Madrid.
Por ese punto quien alzó la voz ayer fue, precisamente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Y lo hizo, además, con contundencia: «Seré la peor pesadilla de quien sea si empieza a tocarle los bolsillos al contribuyente madrileño para pagarle la fiesta, la corruptela al independentismo».
«Me hace gracia que aquellos que lo único que buscan es la desigualdad entre españoles y la ruptura entre Cataluña y Madrid no quieran lo mejor para Cataluña, sino lo peor para Madrid», indicó la dirigente popular, que cargó duramente contra el Gobierno central. «Lo que hace PSOE y Sánchez es darle alas al independentismo», remarcó. En esta línea, subrayó que la «conclusión» respecto al mencionado acuerdo es que los ciudadanos de la Comunidad «le están pagando la corrupción a los independentistas gracias al Ejecutivo de España».
Asimismo, la popular negó que su región sea «un paraíso fiscal». De hecho, señaló que decir eso es «una tomadura de pelo y una falta de respeto» a todos los trabajadores madrileños que madrugan y que pagan impuestos en una región donde hay «mucha libertad y mucha oferta» que hacen que haya recaudación.
Poco después, el mismo Pedro Sánchez defendió la necesidad de trabajar por la «armonización fiscal» para acabar con la desigualdad entre territorios y avisó a la presidenta madrileña de que hasta los líderes autonómicos del PP están de acuerdo con esto.