La batalla de Lepanto, ocurrida hace 450 años, fue una de las más gloriosas. Supuso un punto de inflexión determinante en la Historia del Mediterráneo. El director de Desperta Ferro Historia Moderna, Àlex Claramunt, ha coordinado el elenco internacional de historiadores que compone el libro Lepanto. La mar roja de sangre (Desperta Ferro Ediciones).
¿Qué supuso Lepanto?
Fue un acontecimiento trascendental, una de esas batallas en las que confluyen miles de hombres de muy diversos orígenes y credos. En el imaginario cristiano occidental ha desempeñado desde el día después un papel cohesionador como revulsivo moral. En esta obra buscamos superar la barrera que ha predominado tradicionalmente en los estudios sobre la batalla, la nacional, para hacer justicia a ese carácter de batalla transnacional desde una perspectiva que integre los puntos de vista de todos los actores implicados.
Se trata de un trabajo que firman 11 expertos...
Tradicionalmente, Lepanto se ha narrado desde una perspectiva nacionalista en la que cada uno de los integrantes de la Liga Santa (España, Génova, Venecia, Roma) reclama los laureles de la victoria para sí. Nunca antes se había ofrecido una visión global que incorporara, además, el imprescindible punto de vista otomano. Y eso es lo que hemos hecho al conjugar el trabajo de historiadores españoles, italianos, británicos y turcos.
¿Podría decirse que estamos ante la gran batalla del siglo XVI?
Sin duda. No solo fue la mayor batalla naval de la historia del Mediterráneo en el siglo XVI, también de siglos venideros, tanto en términos cuantitativos (el número de efectivos enfrentados) como cualitativos (las consecuencias). Aunque a pesar de la derrota el Imperio otomano fue capaz, en tan solo un año, de construir una flota aún más poderosa, en Lepanto se perdió toda una generación de marinos curtidos en mil batallas que fue imposible de reemplazar. Lepanto cambió para siempre el statu quo en el Mediterráneo, en el que los turcos se vieron obligados a abandonar su imparable política expansionista, que en décadas anteriores les había llevado a asolar las costas de España y a interferir en conflictos internos como el de las Alpujarras, para adoptar una estrategia defensiva. La batalla por la hegemonía en el Mediterráneo estaba aún por dirimirse, pero Lepanto sin duda constituía un cambio de paradigma. Una repetición del triunfo naval otomano en la batalla de Preveza (1538) que hubiera acompañado sus avances territoriales en el continente hubiera supuesto un golpe devastador para la cristiandad.
¿Cuál fue el papel de las tropas españolas?
En el siglo XVI, la guerra naval en el Mediterráneo no era muy distinta de lo que había sido desde la Antigüedad. Protagonizada por galeras impulsadas por esclavos a golpe de remo, estas no eran sino plataformas flotantes para el combate de infantería. Y precisamente fue ahí donde destacaron los célebres tercios, que impusieron su veteranía, disciplina y pericia con las armas de fuego.
¿Qué lecciones pueden extraerse de Lepanto?
En un momento como el actual en el que el resurgir de los nacionalismos parece poner en peligro el proyecto común europeo, la formación de la Santa Liga es un ejemplo de frente común entre naciones, amigas o antagonistas -la secular rivalidad entre Génova y Venecia, y las difíciles relaciones de esta última con España-, para hacer frente a un desafío colectivo.