El líder de Más País y quien fuera número dos de Podemos, Íñigo Errejón, ha confesado que el camino hacia la segunda Asamblea Ciudadana de Vistalegre y que concluyó con su marcha del partido fue "una espiral descendiente de mierda" y ha contado cómo durante ese tiempo llegó a sentir "auténtico rechazo físico" cuando tenía que ir a la sede de la formación.
"Se me jorobó el estómago y me levantaba con arcadas los días de ejecutivas", cuenta en Con todo, un libro en el que narra su experiencia en la política desde sus primeros años de militancia hasta las elecciones de la Comunidad de Madrid del mes de mayo, que está a la venta desde el pasado martes.
Errejón lamenta que el grupo de Telegram de Podemos se convirtiera en "el órgano máximo de estructura del partido" y que las "purgas" se materializaran de esa manera, cuando Gloria Elizo, actual vicepresidenta tercera del Congreso, se encargaba de presionar el botón de expulsar del chat a los que habían caído en desgracia.
Dedica gran parte del libro a explicar su relación con el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias, al que acusa de ser el responsable de que la izquierda perdiese el Ayuntamiento de Madrid por no querer "nada fuera del partido".
El líder de Más País cuenta cómo pasó de no congeniar con Iglesias por venir "de tradiciones muy distintas" a considerarlo un "hermano mayor".
Sin embargo, a lo largo del libro narra cómo esta relación fraternal se va resquebrajando a medida que Podemos va ganando relevancia.
"Dejamos de quedar en casa de uno y del otro, de cenar juntos, de contarnos, con lo que perdemos un espacio informal para charlar, negociar diferencias y pactar acuerdos, además de perder elementos afectivos para interpretar con buenos ojos lo que llega del otro", lamenta.
Establece las elecciones europeas del año 2014, en las que Podemos obtiene 5 diputados y se convierte en la sorpresa de la noche, como la fecha en lo que se funda lo que denomina "el caudillismo podemita".
"Si Podemos ya no es la papeleta, sino que la papeleta es Pablo, el partido se ha entregado al soberano", recalca.
Es ese el momento, según narra en el libro, en el que "la dirección del partido pasa a ser unipersonal y la sede del partido ya no será un hipotético local, sino la cabeza de Iglesias".
Desde la llegada de Podemos al Congreso de los Diputados en las elecciones fallidas de 2015, Errejón se convierte en el portavoz del grupo parlamentario, aunque pone ahora de relevancia que nunca tuvo autonomía porque a las reuniones tenía que acudir con la actual ministra de Igualdad, Irene Montero, algo que hacía que a la dirección llegaran dos informes: "el oficial y el oficioso".
Describe su etapa como portavoz como "una pelea constante con Montero" y la necesidad de someterlo todo a una ejecutiva en la que él está en minoría.
Llega a confesar que la mayor prueba de que la comisión negociadora de Podemos con el PSOE para formar gobierno antes de la repetición electoral de 2016 "no iba en serio" es que era él el que estaba al frente, algo que define como un gesto "de cara a la galería" y para "aparentar".
"Al mandarme a mí consiguen que parezca que se quiere llegar a un acuerdo, pero dentro ya algunos trabajan para lo contrario", explica.
El punto de inflexión llegó en 2016 cuando se produce la destitución de Sergio Pascual como secretario de Organización, que desemboca en una conversación que Errejón califica de "dolorosa y dura" con Iglesias.
Errejón le dice que si ha expulsado a Pascual debe hacer lo mismo con él porque "el delito es el mismo".
"Es verdad, pero contigo no puedo aún", fue, según el que fuera mano derecha del líder de Podemos, la respuesta literal del exvicepresidente, una contestación de la que extrae que "si fuera alguien de menos peso, se habría acabado ahí mismo".
A partir de entonces se produce la fractura total, que tuvo otro momento crucial cuando llegó el momento de elaborar las listas al Ayuntamiento de Madrid para las elecciones de 2019 y Podemos decidió no contar con el equipo de la entonces alcaldesa, Manuela Carmena: "A partir de ese día estoy en Podemos, pero no soy de Podemos".
Critica la decisión de Iglesias de poner su cargo a disposición del partido cuando se compró el chalet en el año 2018, insistiendo en que trasladó a las bases un problema que no es del partido.