Invitación a jugar entre amigos para sentirse 'happy'

D. Casillas
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El programa cultural de la Junta ofreció en la Biblioteca una cita con los amigos Manolino y Kikino para jugar con alegría e inocencia

Invitación a jugar entre amigos para sentirse ‘happy’

Salieron Manolino y Kikino a escena con una vestimenta desenfadada y de colores muy vivos –petos verde y naranja, camisetas roja y azul, zapatillas a juego con las camisetas, y gorra policromada–, y de inmediato, con esa sencillez en el vestir y una cercanía muy amable que demostraron ya con sus primeros movimientos sobre las tablas y con sus palabras, se ganaron la complicidad del público menudo que había ido a verles, llenando el aforo existente, al salón de actos de la Biblioteca Pública de la Junta.

El título de este espectáculo de la compañía Kinuna Teatro, Happy, ya anunciaba que su propuesta iba a hablar de la felicidad, un bienestar en los niños que recordaron, de palabra y con su ejemplo, que es importante potenciar a través del juego, de una diversión que en muchos aspectos no cambia con el urgir de los tiempos cuando se practica con amigos y de la forma más sencilla posible.

Y con esas armas, a veces con lenguaje mudo y otras verbal, ayudándose de la música y de la capacidad de sorpresa, apelando un poquito a la imaginación de lo que no se ve, los niños grandes que son Kikino y Manolino desplegaron ante su auditorio, apelando a ese humor intemporal e infalible de los payasos tradicionales, un programa de números muy bien medidos en tiempo y en intensidad que el público fue siguiendo con facilidad y alegría.

Hubo durante el desarrollo del espectáculo un poquito de magia, un poquito de susto con un fantasma que no lo era, una pizca de esa escatología que siempre provoca carcajadas, no faltó el siempre efectivo juego de regalar a los niños el placer de hacerles creer que veían algo que los payasos no podían ver y un buen hacer en el encadenamiento de los argumentos que hizo que el público (los niños y también los mayores que les acompañaban) disfrutasen de un espectáculo en el que los más pequeños se sintieron un poquito protagonistas, porque una parte del guión les tenía a ellos como ayudantes de los dos actores.

En el fondo, ya lo decía el título, lo importante era hacer ver que «jugar hace que nos sintamos happy», y bien que lo consiguieron Manolino y Kikino con su humor limpio y una pizca ingenuo.

Fresco y sencillo en su entendimiento el humor que desprendía el espectáculo, fresca la sala en una mañana que el sol hacía muy calurosa de puertas para afuera, los niños que acudieron al espectáculo protagonizado por los chavales Manolino y Kikino –que también jugaron a escenificar una pizca del inocente lado gamberro que define a los pequeños– lo pasaron muy bien, algunos sentados sobre o junto a sus mayores, otros (mucho más independizados en ese rato) sentados en el suelo sobre esos pequeños cojines redondos que tiene la Biblioteca.

Seguro que la mayoría de ellos preguntaron, recién acabada la función, que cuándo será la siguiente para apuntarse a esta forma de pasarlo bien entre amigos, sin necesidad de pantallas de ningún tipo.

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