El Museo de Ávila seguirá con dos sedes

P.R.
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El centro viene trabajando a lo largo de todo el 2023, y lo seguirá haciendo en el 2024, en una nueva museografía para esta nueva sede que se instalará en el palacio de la Duquesa de Valencia, aunque todavía no hay fecha para el traslado

Fachada del Palacio de los Águila - Foto: Isabel García

Aunque todavía no hay fecha para materializar el traslado del museo desde la sede actual del Palacio de los Deanes a la sede del Palacio de los Águila –de hecho, todavía continúan las obras como informábamos en nuestro número de ayer–, desde  el Museo se lleva trabajando intensamente en ese traslado, porque buena parte del trabajo que se desarrolla se está dedicando a la elaboración de un programa museográfico relacionado con ese trabajo. «Una buena parte de nuestro trabajo consiste en la elaboración de un nuevo programa museográfico. Se trata de un trabajo silencioso, muy complejo y laborioso. No se trata de hacer una simple mudanza. El traslado deberá realizarse en un transporte especilizado de obras de arte y además tenemos que renovar la museografía», señalaba a este periódico el director del Museo, Javier Jiménez Gadea, quien reconocía que las instalaciones que se abran en la nueva sede «no van a ser un calco de este museo». Y añadió, «vamos a aprovechar además para dar salida a piezas que se han incorporado al museo en los últimos años y que por falta de espacio no se han podido incorporar a la exposición permanente actual». Además, seguió comentando Jiménez Gadea, que se aprovechará también para introducir en esta exposición permanente piezas nuevas que vendrán de la colección de la Duquesa de Valencia y algunas otras piezas se solicitarán al Museo del Prado en condición de depósito. «No puedo decir todavía las piezas que serán porque estamos trabajando en ello», pero reconoció que «hay una serie de obras que nos pueden interesar y se solicitarán». Reconoció que se trata cuadros de las épocas del Renacimiento y también del Barroco. «De alguna manera intentamos rellenar huecos que tenemos en la actual exposición. Y sobre todo, tratar también de dar salida a todas las piezas de arqueología  que se han incorporado al museo en los úlmos años tras su aparición en diversas campañas y que en el momento actual por los condicionamientos expositivos actuales no han podido incorporarse». 

Por lo tanto, destaca Jiménez Gadea, no se tratará de un simple traslado de lugar del museo. Pero tampoco se producirá un cambio radical, porque «la base del discurso histórico de Ávila no cambia». Y aclaró el director: «Para nosotros las piezas son documentos históricos. Hay piezas fundamentales para la historia de Ávila y no podemos renunciar a ellas. Los restos de la cultura vettona son los que son. Seguirán teniendo su protagonismo, evidentemente. En este sentido hay piezas singulares de los castros de las Cogotas, de El Raso… Pero también hay otras piezas singulares del mundo tardo antiguo como es el caso de las pizarras visigodas. Son piezas también muy importantes en el contexto de la arqueología española. Porque se dan en muy pocos sitios. Y concretamente las escritas se dan prácticamente en Ávila. Las estelas mudéjares son otras piezas únicas en la arqueología española. No se conocen piezas similares y mucho menos con inscripciones árabes. Este tipo de piezas van a seguir estando y van a seguir teniendo protagonismo». Recalcó Jiménez Gadea  que lo que  no harán será cambiar, «lo que haremos será enriquecer el discurso».

Cien mil piezas. El museo contabiliza más de cien mil piezas. Todas ellas están inventariadas, porque «de lo contrario no serviría de nada. Una pieza descontrolada es como si no la tuvieras. Necesitamos que cada pieza esté inventariada y que ese inventario lo que refleje es la procedencia de la pieza, lo que es y su cronología; o sea, mínimamente esas tres cosas, sino no sirve para nada». Esas cien mil piezas son de distintos tamaños. Muchas de ellas son fragmentos cerámicos que proceden de excavaciones. «Nosotros los consideramos de una pieza igual, porque ese pequeño fragmento de cerámica tiene información histórica, viene de un sustrato arqueológico concreto y nos dice que en tal sitio hubo una ocupación romana, por ejemplo. No despreciamos una pieza por el tamaño. Todas las piezas tiene información y todas tienen que estar identificadas».

El museo, como ocurre con todos los museos españoles están acogidos al programa Domus, un sistema informatizado de documentación y gestión museográfica.

La pieza más antigua del museo es el bifaz de Narros del Castillo, del Paleolítico Inferior, con una antigüedad cercana a los 200.000 años, procedente de un yacimiento localizado en las terrazas del río Trabancos. Se trata de una herramienta fabricada sobre una gran lasca de cuarcita, mediante talla por percusión, que genera planos de extracción convergentes a los bordes para formar un filo continuo.

Por el contrario, la pieza más moderna que acoge el museo es una obra en plata sobre paspartú del orfebre, joyero y diseñador abulense Teo Legido del año 2014.

Estas dos piezas se encuentran expuestas en el Museo.