La Casa, una palabra de la que reivindica el enorme significado emocional que tiene no como edificio sino como lugar de convivencia y forjador de vivencias y sentimientos, es el título del disco que acaba de publicar el compositor y cantante abulense Jorge Marazu, un trabajo intenso que es fruto de una estupenda conjunción de valores como la calidad, la entrega, la ilusión y el poso de sabiduría que han dejado en este artista abulense dos largas décadas de creación musical para él y para otros muchos cantantes.
Fue el pasado 10 de enero cuando este disco, formado por diez canciones, salió al mercado, y las buenas sensaciones y expectativas que tenía Jorge Marazu se vieron confirmadas con la respuesta que recibió en su primer concierto de presentación, el 25 de enero en la sala Villanos de Madrid, donde no solamente consiguió llenar el aforo sino también conseguir la unánime satisfacción de todos los asistentes.
El segundo concierto de presentación del disco, en un recital que no se quedará solamente en este nuevo trabajo sino que también acogerá otras canciones de Jorge Marazu y otras de otros compositores por las que él siente una pasión especial, tendrá lugar el día 8 de febrero en el Lienzo Norte, a partir de las 21,00 horas.
La Casa, título que comparten una canción y el conjunto del disco, es para Marazu el tema «más especial de este trabajo, porque es una canción que habla de mi abuela, habla de mi pueblo y de volver a un lugar que echabas de menos, todo ello con un sonido digamos que muy mío… entiendo la casa como una palabra que conceptualmente engloba muchas cosas, y que en este caso es algo así como el kilómetro cero de la vida, porque hablar de la casa es hacerlo de las personas que la han habitado y dado sentido». El sentimiento de pertenencia a ese hogar cargado de significado se extiende también a la canción De lugar en lugar, que «empieza diciendo que es mágico andar de lugar en lugar y siempre estar en casa».
Jorge Marazu es el autor de la música y la letra de las diez canciones que conforman el disco, Todo lo que tengo, Lo que no te sé decir, La necesidad, La Casa, El éxito, Para no volver, Fracaso en San Remo, Bendita, Bajo el naranjo en flor y De lugar en lugar, excepto de esta última, en la que «la música es a medias con un compañero muy talentoso que se llama Alberto Vela».
El disco fue grabado en los meses de enero y febrero del pasado año, con la intención de haberlo sacado en otoño, pero la participación de Jorge Marazu en el programa televisivo La bien cantá obligó a retrasar un poco los plazos previstos en principio hasta este inicio de 2025.
Llevaba Jorge Marazu casi seis años sin grabar, porque su anterior disco, La gran belleza, lo fue entre 2018 y 2019 (aunque salió en 2020), y tanto tiempo le ha dado para componer muchas canciones, de entre las cuales eligió para La Casa las diez que «más me identificaban en el momento de entrar a grabar y las que yo sentía como más homogéneas para crear un concepto en el disco», alguna de ellas escrita antes de 2020, como por ejemplo Bajo el naranjo en flor.
Ese cuidado en la elección de los temas lo ha realizado porque entiende, y defiende, que «un disco no tiene que ser una suma de canciones cada una por su lado, sino que debe tener una coherencia temática, estilística y sentimental; yo tenía pensado un concepto sónico del disco, que era volver a un lugar en el que yo me siento muy yo, desprendido de artificios y de grandes cosas, de grandilocuencia, quería hacer un disco que tuviera una coherencia como conjunto, a pesar de que en él hay canciones de muchos colores, pero a nivel de producción, de sonido y de concepto quería que tuviese un equilibrio en sí, y de hecho puede que sea el disco de todos los que he hecho que más equilibrio tenga, igual que creo que en lo que se refiere a las letras seguramente sea el mejor disco también».
Ese equilibrio, siguió, se asienta en el hecho de que «no hay mucho contraste entre canciones aunque vengan de diferentes lugares y estilos; es decir, que hay canciones más pequeñas, más pop y hay canciones que tienen un punto de raíz más folclórica, pero yo creo que entre todas ellas hay un equilibrio sonoro, todas tienen una coherencia en el relato del disco en general. A nivel sónico, a nivel conceptual, a nivel de la evolución de cómo vas escuchando el disco, yo creo que tiene una coherencia y eso para mí era una cosa importante».
En lo que se refiere a su satisfacción por las letras de las canciones, apuntó que «supongo que la madurez es un factor importante, pero también lo es que he trabajado mucho en ellas; es decir, que doy muchas vueltas a lo que escribo, tardo mucho en terminar las canciones porque les busco muchos caminos, y aunque siempre he procurado mucho cuidar esas letras creo que en este momento de mi vida soy bastante más meticuloso con ello».
Con este nuevo disco, siguió contando Jorge Marazu, «tengo la sensación de que se cierra un ciclo y se abre otro en mi trayectoria, pero no sé en qué medida pasa cada cosa; se cierra un ciclo porque siento que he vuelto a un lugar que era mío, pero no sé si esto va a continuar o no porque también me apetece probar otras cosas, me gustaría grabar en directo, me gustaría hacer algo con canciones ajenas, y no tengo muy claro que vaya a volver a grabar un disco entero, igual tiene más sentido publicar Eps de cuatro o cinco canciones, porque también económicamente es más fácil de gestionar».
Lo que tiene claro, asegura, es que «he disfrutado mucho haciendo este disco y ahora quiero compartirlo con el público y que también lo disfrute», un deseo de conexión que siente que ha comenzado a cumplirse en ese primer concierto de presentación en Madrid, en el que hubo mucha gente.
Lo que ofreció en este recital, que será lo mismo que ofrezca en el del día 8 de febrero en Ávila, «fue una cosa muy libre, porque además de presentar ese nuevo disco también hago canciones que he compuesto para otros artistas y canciones de otros artistas que me gustan; es decir, que no me ciño a presentar el disco y tocar mis temas más conocidos, sino que hago un poco lo que me da la gana llevando todo a un terreno propio, a un concepto de arreglos y todo en general que tiene que ver con mi universo. En cierta medida podría decirse que hago un concierto muy egoísta, porque lo hago para disfrutarlo yo sobre todo, y creo que ese es en realidad el truco que hizo que el otro día sucediera algo especial en Madrid, y que espero que ocurra el día 8 en el Lienzo Norte, porque cuando uno disfruta y está haciendo algo en lo que cree, algo tan personal y tan propio, al final consigue que la gente se contagie y se meta en tu universo».