«Me gusta que el lector aporte algo a lo que escribo»

D. Casillas
-

El escritor y poeta abulense José María García López publica un libro de relatos de escritura muy cuidada en los que homenajea a la mujer desde diferentes perspectivas, con exactitud, sutileza y sugerente lirismo

«Me gusta que el lector aporte algo a lo que escribo»

Un largo y sugerente título sacado de un grabado que encontró realizando un estudio sobre la antigua Mesopotamia, Mujeres con los cabellos al viento en una rueda de escorpiones, sirve al escritor y poeta abulense José María García López para unificar, en un volumen de muy elegante edición cuyo continente supera con mucho ese valor estético de entrada, un conjunto de ocho relatos de gran calidad literaria, no sólo en la forma sino también en su capacidad sugestiva, que siendo completamente diferentes conforman una unidad coherente y enriquecedora.

Nadie que guste de la buena literatura, esa que exige un justo esfuerzo al lector pero a cambio le regala mucho más de lo que le pide, saldrá decepcionado, ni siquiera indemne, de este puñado de relatos en los que la vida es vista a través de primas originales y muy ciertos, a veces inquietantes, a veces maravillosos, a veces oscuros, pero siempre llenos de una energía creativa que hace que nada de lo allí escrito se agote en sí mismo.

¿No es un poco arriesgado poner un título tan largo a un libro en el que la esencia está en la brevedad?

Sí, claro que es un riesgo, pero me gustó mucho. Me gustó tanto por lo que tenía de descriptivo de un grabado que me dije que me iba a arriesgar a ponerlo como título, por largo que fuese, además de que al aparecer en él la palabra 'mujer' ya desvela un poco el hilo conductor del conjunto de los relatos allí contenidos.

La mujer, como anticipa el título, es la protagonista principal de los relatos, desde muy diferentes perspectivas.

Sí, el libro es un homenaje a la mujer desde ocho perspectivas diferentes, todas ellas muy distintas. Hay relatos que están escritos en primera persona femenina y que son a lo mejor más arriesgados o más reivindicativos y otros que lo están en tercera persona.

También la temática es muy variada, sin relación entre unos y otros.

He procurado que hubiese variación en ese sentido. Por ejemplo hay uno en el que aparece una niña casi como un elemento de adoración por parte de un adulto en una situación violenta; otro, La noche del Centauro, está basado en un hecho histórico que ocurrió en España y en el que yo me limito a imaginar cómo habrían sido los hechos anteriores a la ejecución del personaje maltratador; el que cierra el libro, La carta de Verónica, juega con la ambigüedad de cómo las circunstancias pueden ser  para las personas tomando como base el horror y el espanto que supusieron los atentados de Atocha.

Lo que también se percibe en todos los relatos es una sutileza llena de significados con la que parece que busca la participación activa del lector, ¿lo ha hecho así?

Sí es cierto que he buscado que el lector fuese partícipe en la resolución de los relatos, invitándole a que lo haga con su imaginación, especialmente en los titulados La enmarcadora y La mensajera, en los que no se sabe muy bien lo que ocurre, aunque pueda intuirse por lo que yo narro, y es el lector el que tiene que resolver el desenlace final.

Dejar esas puertas abiertas, que no tenga que ser sólo lo que el autor cuenta, ¿es confiar en la inteligencia del lector?

Cuando escribo me gusta precisar bastante lo que cuento, realizar una descripción minuciosa, pero al mismo tiempo me gusta dejar siempre algo abierto para que el lector aporte algo. De acuerdo con lo que dijo Borges, me gusto más como lector que como escritor, y por eso siento que la creatividad  que tiene el lector no se puede perder, no puede anularla el narrador, y por eso hay que cortejarle un poco, invitarle a que aporte algo.

Veo, dígame si me equivoco, que el José María García poeta se ha aliado con el José María narrador para crear unos cuentos con mucho lirismo.

No es el autor quien tiene que decir eso, pero sí entiendo que en estos relatos hay bastante de ese lirismo del que hablas, en el sentido de la precisión y de indagar en una dimensión más oculta de la realidad.

Lo que es innegable es que la prosa, como es habitual en usted, es muy cuidada, preciosista incluso en no pocos momentos.

Gracias por esa apreciación. Es cierto que yo siempre trabajo mucho lo que escribo para que sea lo más exacto y sugerente posible. Ahora, por ejemplo, estoy corrigiendo una novela que acabo de terminar y tengo por delante una tarea larga porque en la búsqueda de mejorar lo escrito trabajo mucho, por ejemplo en la eliminación de redundancias.