Hay proyectos que merecen la pena, que merecen el esfuerzo. El Rugby Ávila Club Inclusivo es uno de ellos, la propuesta que arrancó de la mano de José Ignacio Romero, el entrenador del primer equipo y trabajador de Fundabem, y que desde entonces ha ido creciendo poco a poco hasta aglutinar a cerca de una veintena de chicos y chicas alrededor de un deporte con el que se sienten «uno más».
Desde hacía un tiempo lo venían mascando en el Rugby Ávila Club. «Llevábamos varios años dándole vueltas a un proyecto de rugby inclusivo» explica Pepe Gómez, segundo entrenador, sobre cómo fue aquella puesta en marcha. Y de la mano de José Ignacio se lanzaron a la 'piscina'. Hace de aquello seis años. Los dos primeros, sin competir, «simplemente entrenando». A partir de ahí empezó todo a funcionar. Llegaron las primeras experiencias junto a los vallisoletanos del Club de Rugby El Salvador o los madrileños del Incluindus. Eran los primeros pasos no sólo para este equipo sino para una disciplina, el rugby inclusivo, que daba sus primeros pasos ante el empuje y decisión de la FederaciónEspañola de Rugby. Poco a poco fueron volando solos, participando en competiciones como la Liga de Madrid, el Festival Internacional de Rugby Inclusivo en Cullera, el Torneo Ciudades Patrimonio... Junto a las competiciones, los viajes a Santiago de Compostela, Elche, Cullera... «Para muchos era la primera vez que viajaban» explica Pepe Gómez. Ha ido creciendo el Rugby Ávila Club Inclusivo pero también esta disciplina. «Este año es el primero que existe una liga formal en Castilla y León y somos uno de los equipos que participamos». Otro paso más.
La apuesta por este deporte parece firme. El rugby es un deporte idóneo pues es una actividad de equipo cuyas plantillas se enriquecen de personas con características diferentes. El respeto, el compañerismo, la honestidad y la lealtad son valores que se respiran en el campo, en los entrenamientos y en las propias competiciones. Y todo ello sin olvidar una característica, «el rugby es una forma de vida» dicen con orgullo aquellos que lo practican. «Es una forma de relacionarse, de hacer amistades...»Aquello que llaman el 'tercer tiempo'.
La carga emocional es importante. «Cuando vamos a algún campeonato todos quieren participar. Este año hemos participado en el primer Campeonato de España propiamente dicho en Barcelona. Ha sido un fin de semana en el que los chavales han podido viajar, convivir, dormir en un hotel, conocer la ciudad... Ha sido muy emocionante».
Un proyecto que «necesita apoyos. Todo esto cuesta dinero» pero el valor que aporta no tiene precio. «Disfrutamos nosotros de ver cómo disfrutan ellos. Esto es inclusión. Queremos tener un equipo de rugby en el que todos se puedan sentir integrados. Aquí se trata de disfrutar, de jugar, de sentirse uno más».Abierto a todas las asociaciones de Ávila que lo deseen, «se trata de un proyecto muy gratificante». Con cerca de una veintena de fichas, junto a todos estos chicos y chicas participan entrenadores, miembros de la directiva, dinamizadores y algún padre y madre que se calza las botas junto a sus hijos. «Quieren echar una mano». En estos proyectos caben todos.