«Es muy duro que tu hijo dé sus primeros pasos en el hospital»

M.M.G.
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Rebeca, madre de Nicolás, enfermo de neuroblastoma

«Es muy duro que tu hijo dé sus primeros pasos en el hospital»

Esto es lo peor que te puede pasar».Con el cáncer infantil no se pueden poner paños calientes. Lo sabe bien Rebeca, que apenas cuatro meses y medio después de dar a luz recibió la peor noticia posible: su pequeño Nicolás tenía cáncer. «Un neuroblastoma de 10 centímetros, por 6, por 7», aporta las medidas exactas del maldito tumor que cambió sus vidas un 30 de octubre y que descubrieron gracias a un ingreso a causa de un virus respiratorio.

«El día que nos iban a dar el alta, la pediatra le palpó la tripa y nos dijo que le notaba el bazo algo inflamado». Ése fue el comienzo de una pesadilla que continuó con un traslado urgente ese mismo día a Salamanca. «Cuando vi que la pediatra empezaba a llamar a un montón de radiólogos ya vi que era algo malo, pero no pensé en la palabra tumor», cuenta Rebeca.

Pero la odiosa palabra salió a la luz. «Cuando nos dieron la noticia, ya lo tenían todo para irnos a Salamanca», agradece Rebeca la coordinación entre los centros médicos de aquí y de allí, donde, un día después y tras una resonancia les confirmaron la peor de las noticias: era un tumor, era malo e iba a precisar mucha quimioterapia.

«Es muy duro que tu hijo dé sus primeros pasos en el hospital»«Es muy duro que tu hijo dé sus primeros pasos en el hospital»Después de pasar un mes en coma (otro episodio que ni Rebeca ni su marido hubieran querido vivir jamás), Nicolás fue poco a poco mejorando. rebeca pudo continuar aportándole su leche materna. Todo sumado a los excelentes cuidados que recibió del equipo médico salmantino contribuyó a que hoy Nicolás esté «limpio» de cáncer, si bien el miedo a que regrese siempre está ahí.

«Tenemos revisiones cada tres meses», apunta Rebeca, que habla de la importancia de éstas para controlar la posible e indeseada reaparición de un tumor «muy agresivo y de crecimiento muy rápido».

Pero las ganas de que Nicolás y su familia puedan olvidar este mal sueño son más fuertes. Y ahora Rebeca da gracias cuando ve a su «terremotillo» de 21 meses correteando en casa. «Pero es muy duro que tu hijo haya dado sus primeros pasos en la cuna de un hospital. Que haya crecido allí», se entristece Rebeca que, junto a su marido, hizo frente a todo este proceso teniendo otra hija pequeña en casa. «Ellos son los olvidados, y no debería ser así», plantea la realidad de esos hermanos que ven cómo sus padres (necesidad obliga) dedican la mayor parte de su tiempo a un hermano enfermo al que, además, como era el caso de Nicolás, apenas veía a través de un cristal. «Y porque el Hospital Clínico de Salamanca es muy pro familia», vuelve a aplaudir el trato recibido en tierras salmantinas.

Como aplaude también la atención que en todo momento recibieron por parte de Pyfano. «Han sido maravillosos.Consiguieron, incluso, que tuviera musicoterapia», recuerda uno de tantos momentos vividos entre las cuatro paredes del hospital.

Aunque eso sí, con independencia de todo, si algo quiere dejar claro Rebeca con esta conversación es que no debe dejar de pedirse que se incremente el gasto en investigación del cáncer infantil. «Esto no tiene que ser un tabú. Existe. Son cientos de niños los que se diagnostican al año», reclama Rebeca la atención de las autoridades antes de despedirse de nosotros.