«Tenemos el peor gobierno, y aliado con los peores políticos»

David Casillas
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Fernando Savater, que iba a ofrecer una charla en Ávila justo cuando nos encerró la pandemia, estará este jueves en Ávila, de la mano de David Ferrer, para presentar su último libro, 'Carne gobernada', en un encuentro en el restaurante Bococo

«Tenemos el peor gobierno, y aliado con los peores políticos»

Fernando Savater, escritor y filósofo que lleva muchos años ejerciendo un interesante (necesario) magisterio de libertad de pensamiento y de acción a través de sus libros, sus conferencias y sus clases, una voz crítica, coherente y heterodoxa ajena a modas y a intereses temporales, visita este jueves Ávila para presentar su último libro publicado, Carne gobernada, un trabajo de reflexión destilado desde la madurez y libre de cualquier servidumbre en el que mira a la vida con inteligencia, humor, algo de resignación y, como siempre ha hecho, invitando a disfrutar la vida.

Parece que Carne gobernada es un libro que le ha 'costado' mucho. 

Es un libro que me ha costado escribirlo bastante, porque a ciertas edades ya no escribes como cuando eras joven, casi sin pensar… y si se refiere a las consecuencias por haberme echado de El País a raíz de él, pues digamos que eso es lo que menos me importa.

En este libro habla del peso de la vejez, de sus consecuencias físicas y emocionales, pero también deja claro que cuanto mayor es uno más libre es también.

Así es. Cuanto más mayor más libre eres, por lo menos está uno mucho más libre de ese deseo o esa tentación de aparentar, de que los demás te pongan en un pedestal, de que, en fin, te sientas como un poco volando.

Nosotros teníamos un humorista en Diario de Ávila, Serna, que afirmaba en una viñeta algo así como que uno es consciente de que ha llegado al estado de madurez cuando muchas cosas le importan un bledo, ¿está de acuerdo?

Completamente. Creo que esa es la definición más exacta que puede hacerse de ir madurando.

El título lo ha tomado de un plato de cocina, pero no sé si también puede leerse entre líneas que habla de despersonalización y manipulación ¿soy muy suspicaz?

Carne gobernada era un plato que había en un restaurante asturiano que ya no existe en Madrid, al cual yo iba bastante en otra época, y siempre me pareció que había que utilizarlo para titular un libro. Y ahora, cuando en esta última etapa me puse a escribir, pensé en la carne gobernada, un plato que lleva mucho tiempo hacer en un tiempo en el que cualquiera no puede permitirse el lujo de dedicarle tanto tiempo a una comida… pero viendo lo que usted comenta, también puede ser bien  una especie de metáfora de la vejez.

Habla usted de la vejez con mucho pesimismo, describe una realidad bastante dura.

En realidad lo que he procurado es ser realista, no martirizarme o torturarme pensando en lo malo que es el mundo. Creo que hay que ver la vida como realmente es, porque entiendo que para poder disfrutar de las cosas buenas hay que entender todas las malas que existen. Y desde ese convencimiento he procurado ver lo que puede tener de alegre, pero siempre con los ojos abiertos, no anestesiados.

Y además ofrece una visión autocrítica notable.

Para mí lo natural es que si vas a escribir sobre ti mismo, a no ser que seas Pedro Sánchez, no puedes empezar a escribir poniéndote por las nubes. Lo lógico es contar tus defectos, que conoces tú mejor que los demás.

Pero no me negará que tenemos un presidente muy guapo, y eso no lo sabemos valorar en su justa medida.

(Risas). Sí, claro que sí, tenemos un presidente muy guapo y yo en ese campo no puedo competir. Le ves cómo anda y parece un pistolero del oeste, pero sin las pistolas, afortunadamente.

También apunta en el libro que se siente escritor, no filósofo, algo que suena contradictorio para hablar de alguien que ha sido profesor y ha escrito varios libros que podrían definirse como de filosofía. ¿Es ironía?

No hay ironía. Yo he sido profesor de filosofía, porque de algo hay que ganarse la vida, y siempre me ha gustado leer todo tipo de literatura, sobre todo poesía, pero también me gustaba leer sobre filosofía. Un día vi que había más posibilidades profesionales en el campo de la filosofía, me dediqué a ello y he vivido dando clases lo mejor que he podido de filosofía. Pero una vez jubilado la verdad es que tampoco tengo especial interés en que se me convierta en filósofo para la eternidad. Yo soy un escritor, un lector sobre todo, y la filosofía no es en este momento una prioridad para mí.

Usted, que siempre ha alertado sobre el peligro que significan los nacionalismos, ¿cómo valora la realidad que tenemos ahora en España?

Nos ha ido muy mal con los nacionalismos, y yo creo que ahora estamos en el peor momento político vivido en España desde el comienzo de la democracia porque tenemos el peor gobierno, y es además un gobierno aliado con los peores políticos que hay en España.

Al problema anterior se suma el de tener una ciudadanía excesivamente desinteresada de lo que ocurre. A mí me asombra que la gente no se dé cuenta de la gravedad de la ley de amnistía que va a aprobarse este jueves, porque es una verdadera bofetada al Estado de derecho, a los jueces, a la Constitución y a todo lo que se quiera. 

O sea, que entiende que algo de culpa en todo ello la tiene ciudadanía.

Sobre todo lo que está ocurriendo ahora mismo en España parte de la culpa la tienen los ciudadanos que en las últimas elecciones se desentendieron y dijeron la estupidez de que 'con tal de que no gobierne la derecha', una reflexión que siempre sirve para pensar con claridad sobre la tontería de quien la pronuncia.

También ayuda a ello el hecho de que nos están convirtiendo en una masa cada vez más acrítica, ¿no?

Completamente, sí. Lo único bueno de esto es que a veces, poco a poco, según va avanzando la perversión y la degradación del país, hay más gente que se va dando cuenta y se pregunta que cómo hemos llegado a esto.

¿Estamos a tiempo de cambiar algo o seguiremos dejándonos llevar por discursos manipuladores?

Hombre, yo creo que siempre tiene que haber vuelta atrás. La historia no se detiene, las circunstancias siguen cambiando, y evidentemente no vamos a decir ya que todo está perdido y que por tanto podemos desentendernos definitivamente del país, de ninguna manera. Creo que hay que continuar luchando y esforzándonos por cambiar las cosas a mejor.

La pena, como advierte en su libro, es que haya tantas cosas que «tenemos que aprender a la fuerza», como en su caso la contractura de Dupuytren.

Me he enterado de ese problema de salud que efectivamente no sabía ni que existía porque me ha quejado, y luego me he enterado que tengo 'compañeros ilustres' en ese padecimiento como Ronald Reagan, lo cual no me quita el dolor ni me quita la molestia. Y saltando de lo particular a lo general, ese aprender cosas a la fuerza es ni más ni menos que la experiencia, la vida. Lo que sería verdaderamente una pena es vivir en vano, es decir, vivir sin aprender nunca nada; esa gente que se equivocó a los 18 años y luego se equivocan los 30 y luego se equivocan los 60, y se mantienen en el mismo error que ha vivido toda la vida. Pienso que es mejor que la experiencia nos transforme.