Más de un centenar de monaguillos de toda la provincia se dieron cita este martes en el Seminario de Ávila para celebrar su noveno encuentro anual. Una cita a la que no faltó el obispo, Jesús García Burillo, que calificó la reunión como «la gran fiesta de la diócesis», ya que «pasan un día agradable y feliz, conociéndose entre ellos y acercándose al sentido que tiene la labor que realizan en sus parroquias, que es un servicio más a la comunidad y a la Iglesia».
Todos estos niños y niñas con edades comprendidas entre los siete y los catorce años se preparan para desarrollar su labor de servir al altar y ayudar al sacerdote a través de la formación que ofrece la Pastoral Juvenil a lo largo del año y especialmente en este día de encuentro, «creando un sentimiento de pertenencia a la comunidad cristiana y a la Iglesia», señaló el prelado abulense, quien subrayó que «se puede hablar de cantera vocacional, pero en el sentido más amplio, porque Dios nos llama a cada uno a algo, pero estos niños están lejos todavía de hacerse un planteamiento consciente respecto a la vida consagrada o al ministerio sacerdotal».
A su llegada, los monaguillos y monaguillas, que también las hay, fueron recibidos por el obispo y el rector del Seminario, Gaspar Hernández. Todos ellos recibieron como obsequio una camiseta como recuerdo de este noveno encuentro, que comenzó con una oración en la capilla del Seminario y continuó con unos talleres en los que los pequeños fueron divididos en grupos para trabajar sobre las partes de la misa. Después vino una comida de hermandad y ya por la tarde, se organizaron diferentes juegos para terminar con una visita a la parroquia de San Andrés, donde se celebró una eucaristía.
IX Encuentro Diocesano de Monaguillos. - Foto: David Castro Entre los asistentes figuraba Emilio Blázquez, un monaguillo de 12 años que tras observar la labor de otro niño en misa, quiso seguir sus pasos porque le parecía bonito. Ya lleva cinco años ayudando al sacerdote a diario en el Colegio Diocesano Asunción de Nuestra Señora y aseguraba que está «muy contento». En esa misma línea también se expresaron Claudia González, de 11 años, y María Pato, de 10, que reconocieron que les gusta ser monaguillas en su pueblo, Navalosa.
El rector del Seminario destacó el ambiente festivo de este encuentro en un espacio en el que actualmente se forman catorce jóvenes de entre 14 y 18 años, la mitad de los cuales participaron en estas reuniones de monaguillos. «Yo mismo fui monaguillo y ahí fue donde descubrí mi vocación», afirmó Gaspar Hernández, quien explicó que «es un día de convivencia en el que se plantea a los niños el significado de su labor en la Iglesia y lo que quiere Dios de ellos».