La histórica temporada que está firmando el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso tiene una mínima arista negativa: absorbe todo el foco mediático nacional y parte del continental. Y en una Bundesliga ecléctica como pocas ligas en Europa, las 'aspirinas' no son el único equipo que está dando que hablar. En el sur de Alemania, el Stuttgart, al amparo del silencio y alejado de los temas de conversación que se llevan los ya campeones, se ha abierto paso entre los poderosos Leipzig, Borussia Dortmund o Wolfsburgo para obtener un insospechado billete para la próxima Champions. Liderados por el jovencísimo Sebastian Hoeness en el banquillo, los 'suabos' son uno de los conjuntos revelación del curso.
El club de Baden-Wurtemberg, en plena caída libre la campaña pasada, pensó en Hoeness cuando el descenso de categoría era una seria amenaza. El técnico llegó y salvó al equipo, venciendo en el 'play-off' con el tercer clasificado de la 2. Bundesliga, el Hamburgo, por un global de 6-1. Conseguido el objetivo, Hoeness se ganó continuar en el puesto. Lo que nadie podía imaginar era el crecimiento que experimentaría una plantilla confeccionada para no pasar apuros.
Su carta de presentación del curso fue un 5-0 ante el Bochum que le colocó líder. Después, el Leipzig le infligió un duro revés en la segunda jornada (5-1) del que el Stuttgart se repuso magistralmente. A partir de ahí, solo ha encajado cinco derrotas en lo que va de año, una de ellas contra el Bayern de Múnich, y solo ha empatado tres partidos.
Los números hablan por sí solos de la regularidad del combinado germano, que no se baja de los puestos que dan acceso a la Liga de Campeones desde la tercera fecha de la Bundesliga, siendo, desde ese momento, el único que aguanta el ritmo tanto a Bayern como a Leverkusen, sin que estos se hayan podido alejar claramente. De hecho, los 'suabos' se pueden permitir incluso soñar con superar a los de Múnich.
La hazaña de Hoeness no ha pasado desapercibida para el fútbol continental, que ha puesto sus ojos sobre un nuevo entrenador, salido de la factoría de Red Bull, que brilla con 'DNI alemán' y de juventud insultante.
Su sistema de juego no tiene misterios. Su dibujo se adapta según las circunstancias y puede mutar entre líneas de cuatro y tres defensores. Uno de ellos, Waldemar Anton, resalta por encima del resto, habiéndose convertido en un auténtico jerarca de la zaga a sus 27 años.
De la mano del técnico de Múnich, Maximilian Mittelstädt ha debutado con la selección alemana, al igual que otros hombres como Deniz Undav o Chris Führich. El combinado, perfectamente flanqueado en la medular por Atakan Karazor y Angelo Stiller y aderezado por el talento natural de EnzoMillot, presenta la guinda con Serhou Guirassy, un delantero que, como muchos otros miembros de la plantilla del Stuttgart, ha saltado al primer escalón internacional de la mano de Hoeness.
El africano ostenta ya 25 goles en lo que va de temporada y estaría en disposición de llevarse el trofeo de máximo realizador de la Bundesliga si Harry Kane no estuviera destrozando las redes rivales tan indiscriminadamente.
De sus botas han nacido ya una incontable cantidad de puntos que han colocado al club del sur de Alemania con pie y medio en la próxima Champions, esa que dotará de más partidos y más ingresos a los equipos. Después de deambular por la división de plata tras quedar campeón en 2007, el Stuttgart, a la sombra del Bayer, es la otra gran historia de la Bundesliga 23/24.