¿Llegará la vela encendida?

B.M
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La celebración de Las Candelas en El Barraco tendrá a los quintos como protagonistas y mostrará lo que todavía queda de invierno

¿Llegará la vela encendida?

Para saber cuánto queda de invierno nada mejor que estar atento a la celebración de Las Candelas de este fin de semana en El Barraco donde la entrada de la Virgen, con la vela encendida o no, dirá si el frío se va ya o todavía nos acompañará más tiempo.

Esta celebración protagonizada por los quintos se vive con intensidad en la localidad y se concentrará especialmente este fin de semana. Los primeros compases se vivirán el sábado por la noche a las 20,00 horas cuando los quintos, once este año, acudirán a la ermita de la Piedad a cantar las coplillas, unos cánticos que cambian cada año y que llegan de la mano de Tomás y Juan Somoza, encargados de su elaboración, aunque otros vecinos también pueden llevar sus creaciones. Con las coplas cantadas llegará el momento de llevar la imagen de la Virgen desde la ermita a la Iglesia, donde se cantará la Salve para poder ir después a la casa de los mayordomos.

Y aquí de nuevo será el momento de la música, pero ahora con más picaresca, con unas coplas que surgen de las mentes de los mismos creadores pero que toman un tono diferente y que se basan en las vidas de los mayordomos, aunque sin ofensas. Este año la mayordomía corre a cargo de Ángela  e Irene González Linacero, que en esta edición ostentan un honor que no es fácil de conseguir puesto que hay que apuntarse en un listado y esperar a que sea el turno, para lo que pasan años.

Los mayordomos cambian en septiembre y a partir del día 9 de este mes los mayordomos se encargan cada amanecer y atardecer de tocar las campanas. Antes esto se hacía con la soga pero ahora ya es un proceso automático en la propia ermita. También son  los encargados de que siempre haya una vela encendida y de limpiar el templo.

Después de los cánticos a los mayordomos en la noche del próximo sábado los quintos tendrán una noche para rondar a las amigas y novias y aprovechar para recibir alguna invitación, probablemente en la forma de un chocolate caliente.

Esa noche más 'movida' dará paso al día siguiente a volver a buscar a los mayordomos, acompañados de la música de guitarra, acordeón, castañuela y triángulo, para lo que se contrata a gente del pueblo que se encargue de este acompañamiento. Se recoge a los mayordomos actuales y a los que tomarán el relevo en septiembre llevando una cesta con dos palomas y otra con bollos para ofrecer en la misa.

Para esta misa en la iglesia de la localidad se dará un paso más llevando a la imagen de la Virgen de la Piedad en una pequeña procesión por los alrededores del templo, lo que se hará con una vela encendida. De esta forma, según dice la tradición, si en el momento de entrar la imagen a la iglesia la vela sigue encendida significa que terminó el invierno pero si está apagada es que queda frío por delante. Viene a ser algo así como la tradicional marmota de Estados Unidos pero en versión de El Barraco.

Tras la procesión se celebra la misa en la que la Virgen permanece en el cruce del templo hasta que en el momento del ofertorio se lleva al altar donde se deja la cesta con los bollos. En este momento no participan solo los quintos sino también las jóvenes de la localidad que les acompañan.

Tras la misa la imagen de la Piedad volverá a su ermita, donde permanecerá fuera. Allí se coloca las medallas bendecidas a los quintos (se hacen con retales de los mantos de la Virgen, que además estrena manto este año) y se procede a la subasta de las palomas, banzos y otros regalos que se lleven. Nuevos cánticos se pueden escuchar de las voces de los quintos que estarán con su atuendo con capa, sombrero y escalapela.

Después, la imagen entrará en la ermita y los mayordomos harán una invitación a bollos y limonadas. Con ello terminará 'oficialmente' una fiesta que todavía tendrá un epílogo lunes y martes con la rosca regalada a los quintos y que irán con ella por el pueblo para recibir algún obsequio de los vecinos.