Y Marazu volvió agradecido a casa

I.C.J.
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El abulense logró colgar el cartel de no hay billetes en el Lienzo Norte y allí presentó 'La Casa', su nuevo disco, también rescató temas de trabajos anteriores y de esa copla que tantas alegrías le ha dado tras su paso por 'La Bien Cantá'

TENÍA ganas Marazu de volver a su hogar, con los suyos de siempre y con los nuevos seguidores. Y es que si algo ha hecho durante sus casi 20 años de carrera es trabajarse a pulso y «poco a poco» a su público que cada vez es mayor. Mayor en cantidad porque en edad, bromeaba (o puede que no), «lo que me pasa a mí solo nos pasa a dos personas: a mí y a Raphael», y es que en sus conciertos se pueden dar cita una hija, una madre y una abuela de la misma familia. Ese conectar generaciones se debe a que sabe hacer bien su trabajo que no es sólo cantar, también es, muy especialmente, componer, algo que hace con maestría y cargado de sentimiento y poesía. Basta escuchar sus temas más íntimos, como el que da título a su nuevo trabajo, La casa, para comprobarlo. Un tema que es un homenaje a su abuela y que aseguraba que es quizá el que más le ha costado componer. Entendemos que es difícil resumir en cuatro minutos tantos sentimientos (que muchos compartimos) hacia esa figura tan familiar que tantas veces nos hace sentir lo que es el hogar y la pertenencia: «Es el kilómetro cero». Se nota que Marazu es hombre de hogar, de volver al pueblo, de disfrutar de la familia, pero también es hombre de amigos y de su público y así lo demostró sobre el escenario del Lienzo Norte en el que consiguió colgar el cartel de no hay entradas y con el que logró algo que no «se estila mucho por aquí», acabar el concierto con el público en pie, entregado a la causa.

El hilo conductor de la actuación era presentar su nuevo disco que cuenta con 10 composiciones propias de las que eligió en torno a media docena para descubrirse ante su querida Ávila. Comenzó a media luz y al piano compartiendo 'El éxito', toda una declaración de intenciones porque resume lo que quiere alcanzar. «Hacer lo que me dé la gana», aseguraba, y es algo que está consiguiendo cada vez en mayor medida. Ser fiel a uno mismo y no someterse a las ataduras.

Ese éxito empieza a ser muy real y en parte se lo tiene que agradecer al programa dedicado a la copla 'La bien cantá' en el que consiguió llegar a la final y «que no gané». Por poco, fue segundo, pero sí le hizo ganar mucho más, una buena legión de seguidores amantes de la copla que han reconectado con el género. Para ellos fueron sus versiones de La zarzamora y de la La bien pagá. Por cierto ésta última recordó que lleva casi una década cantándola en sus conciertos.

Y Marazu volvió agradecido a casaY Marazu volvió agradecido a casaPreciosa también la letra homenaje a Federico García Lorca a la que también puso música en su día y con la que logró erizar la piel de los asistentes. De paso reivindicó la figura del poeta que también recordaba escribió sobre Ávila y «no tiene ni una calle dedicada».

Del 'Te quiero vida mía' también hizo su versión, muy aplaudida. Y como Marazu no es sólo el de ahora rescató algunas de sus canciones más conocidas y bonitas de épocas anteriores, 'Escandinavia' y 'Miedo'.

Preciosas, si se me permite, 'La necesidad', 'De lugar en lugar' o 'Para no volver'. Marazu es mucho para ser escuchado, sentir y pensar sus letras, pero cuando acelera el ritmo también da gusto oírlo.

La verdad es que se ha marcado un gran disco a base de buenas letras y mejores ritmos. Y para la puesta en escena de este sábado contó con cuatro profesionales que también son ya amigos: Javier (guitarra), Josué (saxo, piano), Miguel (contrabajo) y Gonzalo (batería). Un quinteto que no defraudó y que levantó al público con el que Marazu interactuó encantado. 

A Ávila llegó el Marazu abulense, el familiar, el reivindicativo, el poeta, pero también el vecino que recordó su paso por Telepizza, por el propio Lienzo Norte, pero ante todo llegó el Marazu agradecido. Dedicatorias  tuvo para muchos y eso que dijo que «no me gusta mucho dedicar canciones». Bien, pues la primera, y a petición de una de sus seguidoras (Sonsoles), fue para María Jesús Orgaz a quien dedicó el concierto entero para animarla después de pasar tiempos complicados; otra dedicatoria muy especial para una de sus nuevas seguidoras, Charo, quien con sus 85 años se había decidido a comprar la entrada, pero por problemas de salud no pudo asistir. Hubo momentos para su familia: a su madre, tía, hermana y sobrinos allí presentes les dedicó La casa; a su novia, De lugar en lugar. Y en agradecimientos tampoco escatimó pues «aunque no me gusta la política y tampoco entiendo de ello sí entiendo de personas», decía, para dar las gracias a Carlos García, presidente de la Diputación, y a Gemma, de Ávila Auténtica, por el apoyo en este sueño que es la música y en la publicación de La casa. También a Javi Dapena: «Por todo», sin más. Y a Víctor, quien fuera su profesor, el que le enseñó a leer y escribir que al final es con lo que se está ganando la vida.

Y es que necesitó muchos minutos para devolver «todo el cariño que me habéis mostrado», especialmente durante un programa en el que «nadie daba un duro por mí» y en el que «pude hacer por suerte una cosa: lo que me dé la gana, que es una constante en mi vida». Un programa que le ha impulsado un poco más en la consecución de un sueño por el que lleva luchando esas dos décadas sin desfallecer. Constancia que tuvo su recompensa y este sábado además un merecido y largo aplauso.