Cuando se entra en el terreno de las emociones, sin que otro espurio interés esté por detrás, es complicado actuar con lógica, y menos en estos tiempos en los que predomina la apariencia del saber estar y de la cordialidad mientras los cuchillos vuelen por detrás.
Por eso no va a ser nada fácil abordar y dar una solución rápida al lío que se viene gestando en Piedrahíta desde hace meses a cuenta del anuncio y posterior salida de las hermanas carmelitas descalzas del Monasterio de la Madre de Dios de Piedrahita. 
El problema de todo esto pudiera parecer el cuadro del granadino Alonso Cano, que artísticamente tiene consideración de gran valor, y que hasta hace unos días albergaba el convento abulense. Pero, sinceramente, pienso que no es así. El problema es que se está irritando el alma de un pueblo.
En tiempos de despoblación y declive del medio rural, si algo sostiene todavía al entorno de los pueblos es la querencia al terruño y todo lo que eso implica. Y arrancar del pueblo parte del patrimonio que se considera secular, en este caso de Piedrahita y los piedrahitenses, al margen de su legalidad o no, es un acto arriesgado que lleva hasta la situación en la que estamos.
Me consta que esta situación ha provocado más de una lágrima, y el llanto se mueve dentro del ámbito de las emociones. La rabia y la irritación son fruto de los sentimientos… y contra eso es muy difícil luchar, pero no hay que menospreciarlos porque tienen una fuerza arrebatadora, que puede llegar a arrastrar, utilizando un símil clínico, tejido sano y dañado a partes iguales. Para lo bueno y para lo malo.
Cuando un pueblo comienza a dar la voz de la alarma, o las campanas de la iglesia suenan (que así es como se avisa en el medio rural de los momentos más críticos que se puedan padecer, y esto ocurrió mientras salían las obras de artes del convento esta misma semana), la administración está obligada a actuar o, al menos, interesarse sobre lo que está ocurriendo, insisto, al margen de que las prescripciones legales estén aparentemente en orden (obviamente, la Guardia Civil no hubiera permitido un atropello ilegal si no hubiera supuesta justificación legal). Si el ciudadano no se siente respaldado por las instituciones democráticas, ¿qué le queda?
El caso es que a fecha de hoy no sabemos donde está el Alonso Cano, se supone que en Salamanca, pero eso tampoco es lo que más importa en Piedrahita, en los pueblos de la comarca, o incluso en otros próximos a Gredos, como Hoyos del Espino, donde nació María de Jesús y del Espino, la venerable mística que falleció en el Monasterio de Piedrahita, y que tras recibir la gracia mística de ser coronada de espinas por Jesús, habría sido quien encargara al pintor granadino la gran obra cuyo título es 'Cristo granadino'.  Lo que realmente importa a toda esta gente es que se les ha arrancado un pedacito de ellos, y contra eso, la convulsión está más que justificada.