«El humor no cura, pero es un acompañamiento»

M.M.G.
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Unos 150 enfermeros reflexionan en Ávila de manera pionera sobre la importancia del humor en el cuidado de los pacientes

La doctora Miriam Leñero, en Ávila. - Foto: Isabel García

Alrededor de 150 profesionales de la enfermería de Ávila y de la región se reúnen este viernes en el palacio los Serrano para asistir a la Jornada Autonómica de Comisiones Deontológicas 'Liderazgo de Enfermería: la importancia del humor en el cuidado', una cita pionera en España en la que se pone sobre la mesa la importancia del humor no sólo en el trato con los pacientes sino, también, en el día a día de estos profesionales sanitarios. 

La profesora Investigadora del Departamento de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid Miriam Leñero era la encargada de pronunciar la ponencia inaugural de la cita, una ponencia marcada, como no podía ser de otra manera, por el buen humor, y perfecta a la hora de extraer conclusiones.

Así, la doctora Leñero compartía con sus compañeros buena parte de los estudios realizados en este campo. Y si bien reconocía que «el humor no cura» siempre puede contarse con él como «un acompañante» en el desempeño de las tareas propias de la enfermería.

Después de repasar los distintos tipos de humor (desde el verde al satírico, pasando por el blanco, el que definió como «sano, limpio e inocente» y que es el que se «queremos integrar en nuestros cuidados, que no arañe»), la doctora Leñero hablaba también de los estilos de humor en función de su intencionalidad. Así, hablaba de dos humores negativos (e agresivo y el autodescalificativo). Y de dos humores más positivos: el afiliativo, el que hace reir y se usa, por ejemplo, para hacer amigos; el autoafirmativo, el que, en su opinión, tiene valor en el contesto sanitario y que es, como adelantaba, ese humor «que acompaña».

¿Existen evidencias científicas sobre los efectos del humor?, se preguntaba ante su auditorio la doctora Leñero. «El humor actúa a nivel biopsicosocial», reconocía, y hablaba de cómo en esas tres facetas el humor ayuda a mejorar el sueño o el dolor (en lo físico); de cómo «el humor es una potente herramienta para reducir el estrés, la ansiedad o la depresión (en los psicológico); y de cómo también mejora las relaciones sociales y la comunicación (en materia social).

Y todo ello, trasladado al ámbito de la enfermería, redunda también en un beneficio para los profesionales del campo. «Mejora la relación terapéutica con los pacientes, el clima laboral, el trabajo en equipo...», planteaba a su auditorio, si bien le dejaba también claro una cosa: todo ello no es posible si no se elige «caminar de la mano del humor».

«El humor puede ser la balsa de aceite que nos haga más llevadera la enfermedad», concluiría la doctora Leñero.

Escuchando sus palabras se encontraban este viernes la presidenta de la Comisión Deontológica de Ávila, Ainhoa Lozano.Para ella, «El humor es una fortaleza», decía a Diario de Ávila. «Nos vale a nosotros como profesionales para afrontar y tener resiliencia para lo que estamos viviendo y no entrar en un burn out. Y luego para los pacientes para afrontar su enfermedad y todos los beneficios que se aporta a nivel fisiológico, psíquico, social que tiene el humor», reflexionaba la Enfermera del Año 2024, orgullosa de poder tener en Ávila «el primer congreso a nivel nacional sobre el humor. Con investigadores de primera llegados desde distintas partes de España». De hecho, destacaba, «todos los trabajos que se han presentado al congreso están todos referenciados».

Por su parte, el presidente del Colegio de Enfermería de Ávila, Enrique Ruiz Forner, recalcaba la novedad de estos estudios reconociendo que incluso él mismo desconocía a importancia del humor en los cuidados enfermeros. «Pero ya hay estudios a nivel científico y evidencia científica de los beneficios que reporta la utilización del humor en nuestro trabajo diario», comentaba el presidente del colegio abulense, para el que, eso sí, resulta fundamental «utilizar el humor, respetando la dignidad de los pacientes, y de una forma ética. Así puede beneficiar mucho. No va a sanar, pero sí que va a predisponer a los pacientes y al propio profesional a situaciones de relación interpersonal mucho más humanas y mucho más ético».

Hablaba Ruiz Forner de cómo en la otra cara de la moneda el humor también ayuda a cuidar la salud de los propios enfermeros. «Nosotros nos encontramos con situaciones de estrés, de urgencias, con pacientes muy vulnerables y todo eso produce momentos comprometidos. El humor se puede utilizar entablando una relación cercana con el paciente. No lo vas a usar en una parada, pero se puede usar en un momento determinado», argumentaba. «Pero no todo el humor vale. Hay diferentes clases de humor y hay que ver qué persona va a recibir ese tipo de humor para poder mantener la autonomía y la dignidad del paciente», concluía