Chema Sánchez

En corto y por derecho

Chema Sánchez


La vida sigue igual

10/02/2024

No tema, querido lector, porque no voy a inundarle el teléfono móvil con memes del artista latino con más ventas certificadas de discos -300 millones-, intérprete de la canción que da título a esta gacetilla, y al que un día se estudiará en los libros de Historia. Trascenderá no precisamente por sus dotes de seducción, sino por el significado que ha tenido su vida y, sobre todo -lo que debería importarnos-, su obra musical. Lo de hablar del cantante de piel tostada llegará en julio. No le quepa ninguna duda. 
Pero, al turrón: Reconoceré que hasta hace no muchos años, febrero era para un servidor un mes anodino, otra barrera a superar hacia el calor estival, pero, de un tiempo a esta parte, todo eso cambió. Ay, qué caprichoso es el destino, porque a esa segunda página del calendario han ido a parar tres cumpleaños de personitas especiales para quien afila cada quince días el lápiz con vistas a agregar estas simples líneas. Mi hijo, que ya de crío tiene poco, pues hoy se convierte en teenager, se sube al carro de la adolescencia sabiendo que, si se da, se puede pedir. Más musical que las corcheas, y con esos achaques propios de una edad en la que todos despertamos a la carne, sigue quemando etapas. Porta un corazón que no le cabe en el pecho, algo de lo que me siento especialmente orgulloso, y eso espero que perdure por los siglos de los siglos, así como esa sonrisa impostada con la que gana todas las batallas. 
Dicen que los padres proyectamos en nuestros menores aquellas frustraciones que acumulamos. Como es obvio, el que yo no sepa ni tocar las palmas, lo superó él ya con la tierna edad de seis años. Y así va, creciendo en todos los sentidos. Eso de que las generaciones posteriores nos mejoran parece un hecho, al menos por estas latitudes abulenses, porque sus primas, con genética de la provincia, como la suya, dos ricuras que compartirán entre ellas de por vida aniversario, alegran el ambiente con sólo asomar sus cabecitas por la puerta. Otro ejemplo de la evolución positiva de la especie. Sin adentrarnos en más pormenores, que a usted seguramente le den igual, hay que decir que, en un momento en el que lo material, lo superficial y lo individual se han impuesto de manera rotunda a lo más sentido, lo espiritual y lo colectivo (salvo que usted pertenezca a un idem), en estos días en los que cada uno miramos nuestros contenidos ad hoc en el dispositivo de turno, o en los que, como alguien decía esta semana, parece más políticamente correcto llamar a una chica pequeño cánido antes que guapa, sigue habiendo esperanza. Lo creo de veras. 
El ruido está a la orden del día, pero el refugio sigue fijado donde siempre: en esa chimenea que por alguna razón llaman el hogar. 
Felicidades, hijo; felicidades, sobrinas. Febrero, por fortuna, en esta ocasión bisiesto, dejó de ser un mes cualquiera hace ya cierto tiempo. Ya me entienden.