GOLES
1-0 (minuto 50): Leiras, de penalti
1-1 (minuto 56): Gustavo, de penalti.
2-1 (minuto 82): Leiras.
El Real Ávila y el Adolfo Suárez tendrán que remar juntos el próximo domingo para continuar con el sueño de la Segunda B. No necesita una remontada histórica, ni siquiera una goleada imposible. El tanto que Gustavo conseguía en El Candín desde los once metros puede tener su peso en oro en una eliminatoria en la que el Tuilla tomó una ligera, pero de momento suficiente, ventaja. Logró un 2-1 de un choque que sin duda alguna estuvo marcado por las dimensiones de un campo en el que practicar cualquier fútbol que no sea el directo es misión imposible, por mucho que prometiera lo contrario el entrenador rival. Sus medidas marcaron el devenir de un encuentro en el que Leiras, con su doblete, se erigió como el protagonista indiscutible. Hasta en dos ocasiones el '10' dinamitó un partido en el que el Ávila acabaría por pedir la hora. El resultado no es un imposible y la plantilla abulense, pese a la derrota, acabó con la sensación de que en casa es posible.
Se cumplieron los pronósticos. Sin huecos, sin sitio. Trenzar una ocasión era una auténtica odisea en un terreno de juego donde cada saque de portería se convertía en un acercamiento al área. Era el guión que esperaba José Luis Diezma, que quiso armar el equipo ante lo que le esperaba y, con la ausencia de metros para correr y pensar, dio una vuelta de tuerca a su 'once' habitual. Sorprendió a todos con la suplencia de Pito. El almeriense se quedó en el banquillo en detrimento de Chiqui, que entró de inicio para acompañar a Trujillo. En defensa confirmó que la tarde estaba reservada para Josito, más defensivo que Toño, al tiempo que volvía a trasladar a José María al central para dar entrada a Tirso, de nuevo lateral. Perdía centímetros en defensa un Ávila que pronto comprobaría que eran importantes. Javi empezó a marcar el territorio estando impecable en cada uno de los despejes que llegaban a su territorio. Y no fueron pocos. Lo cierto es que junto a Josito y José María fueron los mejores del Ávila. Y eso dice mucho de lo que se vivió en el campo asturiano.
Porque aunque Robles insistía en la previa que lo de su equipo no son los pelotazos, lo cierto es que sus palabras quedarán en el alero a la espera de que el equipo dinamitero pise el Adolfo Suárez, porque en Tuilla no se vio otra cosa. Eso no era fútbol, era maltratar el balón. Laviana ponía el cuero en cada saque en las inmediaciones del área encarnada buscando el 1,90 de Jony, que nunca pudo superar a Javi, impecable. Se tuvo que esmerar la defensa abulense en los primeros minutos, cuando empezó a entender que la máxima en el 'futbolín' dinamitero es no pensarse el disparo. A cierta distancia del marco, todo era una ocasión. Aunque el fin no siempre justifica los medios. Si la calidad no acompaña de poco vale el intento. El resultado fue un chorreo de balonazos al que poco o nada está acostumbrado el equipo de Diezma, que echaba en falta la creación de Iván Cabezudo, perdido como falso extremo.
Volcó el juego el Tuilla por la banda de Borja. Incomprensiblemente, porque lo cierto es que el '7' asturiano nunca demostró tener calidad para superar, ni por técnica ni velocidad, a Josito. El '17' cumplió con creces e incluso de sus botas pudo nacer la mejor ocasión de los encarnados cuando un despeje suyo – minuto 26 – lo buscó con acierto Gustavo, al que sólo le falló el disparo cuando supo pelear el cuero entre Ginés y Tito. Le sirvió la ocasión al Ávila para despertar y desprenderse del acoso, con más ímpetu que acierto, de un Tuilla que tuvo su mejor ocasión cuando Mario remataba fuera un córner en el segundo palo.
No mejoró mucho el partido, aunque bien es cierto que el Ávila empezó a sentirse más cómodo. Apareció Peña, que en los minutos finales de la primera mitad quebraba a Hevia y disparaba ajustado al palo para que Leviana blocara en dos tiempos.
Despertó de golpe el partido en una segunda mitad en la que sin juego tuvo que llegar el gol de la única manera posible, a balón parado. Tirso cometía penalti – minuto 50 - sobre Mini cuando trataba de despejar el balón y daba al Tuilla la opción de ponerse por delante. Leiras no desperdiciaba la ocasión para hacer el 1-0. No acusó el golpe el Ávila, que respondió con empaque y apenas cinco minutos después – 55' – la inocencia de Tito abría las puertas del empate cuando cometía penalti sobre Emilio. El vallisoletano dibujó el recorte, y a su finta respondió el defensor con una zancadilla inocente. No hubo dudas, ni siquiera para una grada que protestó cada acción del colegiado, que marcó sin dudarlo la pena máxima. Un minuto después Gustavo hacía el 1-1. Empezaba un nuevo partido, aunque en este caso con un resultado que era una auténtica delicia para los intereses de los encarnados. El valor doble de los goles marcados fuera de casa era el hándicap con el que quería responder el equipo de José Luis Diezma en un campo donde nunca se sintió cómodo.
Dio un paso atrás el Ávila. El resultado le beneficiaba y cualquier toque a arrebato hubiera sido insensato. Pero tras unos minutos de bajón se recompuso el equipo dinamitero. Chiqui perdió fuelle, Emilio entró en reserva y el equipo empezó a sufrir. Leiras, sin duda el protagonista del partido, acarició el 2-1 cuando remataba sin oposición en el segundo palo. Por suerte el cabezazo fue a las manos de Félix. Cerca del palo – minuto 61 – lanzó Cabezudo una falta como respuesta. Lo tuvo cerca. Más aún Emilio, que veía como el colegiado le anulaba un tanto de falta –minuto 75 – por estar la jugada parada mientras se colocaba la barrera. En la repetición Laviana sacaría de puños la que sería la última ocasión de los abulenses.
A partir de entonces el Ávila desapareció. El Tuilla comenzó una recta final de acoso al área encarnada donde el conjunto de José Luis Diezma se parapetó como pudo. Lo hizo hasta una nueva aparición de Leiras. Un balón, de los muchos que hubo, bombeado al área quedaba suelto sin que la defensa abulense pudiera despejarla. El '10' asturiano, de espaldas, la cazó de volea para fusilar a Félix. Era el 2-1 y aún quedaba un último tramo que se haría eterno.
Empezó a sufrir el equipo. El carrusel de cambios desdibujó un choque en el que lo importante era no encajar un tanto más. Lo evitó Félix. Sus reflejos evitaron que Leiras hiciera el tercero cuando remataba con el interior un saque de banda colgado al punto de penalti. Hubiera sido la peor noticia.
El descuento pudo dar para mucho, pero quedó en nada. Aunque sí para que Piru viera una roja directa por una entrada que con amarilla hubiera tenido mejor respuesta. Tampoco viajará Mini al Adolfo Suárez, que vería la segunda amarilla por perder tiempo durante su cambio.
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