La Diputación Provincial presentó el último libro que ha publicado de la mano de la Institución Gran Duque de Alba, Los bancales de la provincia de Ávila: un patrimonio rural tradicional a conservar, trabajo de investigación sobre esas construcciones que durante siglos han ayudado a los agricultores abulenses a ganar terreno al campo que ha sido realizado por Jorge Mongil, Joaquín Navarro Hevia y José Carlos Sanz
El diputado de Cultura, Javier González; el director de la Institución Gran Duque de Alba, Maximiliano Fernández, y Jorge Mongil, en representación del grupo de autores, presentaron ayer este trabajo de investigación que el primero de ellos adelantó que «nos habla de nuestra geografía, marcada por una gran variedad de paisajes, algunos más agrestes y otros más modificados por el hombre, que ha tenido que buscar la forma de poder aumentar el terreno y así asegurarse la subsistencia».
Los bancales, recordó González, «son rellenos de tierra que se hacen en una pendiente con el fin de aprovechar más el terreno», estructuras que «se han utilizado frecuentemente en nuestra provincia y constituyen un patrimonio rural tradicional que hay que proteger y conservar».
Lo que esta obra pretende, «contribuir al conocimiento de nuestros bancales en cuanto a su distribución, características, tipología y funcionamiento como agrosistema e hidrosistema», para lo cual se ha estudiado su distribución en la provincia, sus características y su funcionamiento, analizando aspectos como la infiltración, la escorrentía o los procesos erosivos». También se han tenido en cuenta los problemas que afectan en la actualidad al medio rural de la provincia, dando como resultado un trabajo que mereció ser becado con una ayuda a la investigación de temas abulenses por la institución Gran Duque de Alba en su convocatoria del 2019».
Maximiliano Fernández agradeció a los tres autores de libro «esta interesante aportación que hacen al conocimiento de la provincia y de nuestro patrimonio rural tradicional, que hay que proteger y conservar por sus valores y funciones que son de tipo productivo, ambiental. cultural, paisajístico, turístico y etnográfico». Además, añadió, «es de gran aplicación práctica, útil para responsables públicos, para técnicos y para propietarios, que van a encontrar en el libro criterios y pautas para una correcta gestión de los bancales».
El estudio, apuntó, «es un trabajo de equipo, fruto de la colaboración interdisciplinar entre dos ingenieros de montes y un arquitecto, que es el que estudia las construcciones de estos bancales y hace unos excelentes dibujos», definido por estar hecho «con un buen planteamiento metodológico, con el establecimiento de tipologías, caracterización, funcionalidad, etc».
Añadió finalmente el director de la IGDA que «estos tres autores han aunado sus conocimientos, su experiencia y su trabajo para ofrecernos este libro del que nos podemos sentir orgullosos en la provincia de Ávila. porque nos permite conocer mejor una parte del territorio y cómo han sabido aprovechar ahí las dificultades del terreno para hacer dos cosas; por una parte, la utilidad de los bancales para la producción y, por otra parte, crear belleza, porque los bancales son estéticos».
Jorge Mongil, que agradeció a la Diputación y al a IGDA el apoyo dado para hacer posible este libro, recordó que «los bancales son estructuras construidas en las laderas que consisten básicamente en una plataforma que se construye siguiendo curvas de nivel y su correspondiente talud, que puede ser de tierra o de piedra», con el objetivo principal de «interceptar la lluvia y la escorrentía obligando a ese agua a infiltrarse en la plataforma y es ahí donde se establece un cultivo agrícola».
Este sistema, añadió, «permite el cultivo en zonas de heladeras y con fuertes pendientes, lugares en donde no se podría cultivar si fuese por los bancales, que además de agrosistema son también un hidrosistema porque una de sus funciones importantes es recoger las correntías, facilitar la infiltración y proteger el suelo de la erosión».
Los bancales de la provincia de Ávila «configuran un paisaje agrario y por lo tanto tiene una función productiva, pero también tiene un elevado valor ambiental o ecológico, cultural y estético que constituye un patrimonio rural tradicional a conservar», tanto que de alguna manera podría decirse que «los bancales son al campo como las catedrales a las ciudades».
Existen bancales en 67 municipios de la provincia, más del 20%, fundamentalmente en el Valle del Tiétar y en la comarca de Pinares, siendo los del Tiétar los «más característicos por sus características, por su morfología, por su construcción, además de los más complejos y por eso son quizás los que requieran una mayor protección».