Abrir un bar para volver a trabajar en su pueblo

Sergio Jiménez
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Juan Francisco Velayos montó en abril de 2016 La Taberna del Carpio, situado junto a la histórica fuente de piedra del mismo nombre, en el garaje de su propia casa de Cardeñosa

Abrir un bar para volver a trabajar en su pueblo - Foto: David Castro

Hay un programa muy popular en La7 de Castilla y León llamado Me vuelvo al pueblo que trata, precisamente, sobre eso: gente que decide regresar a sus pequeños lugares de origen para montar sus propios negocios y crear riqueza en los municipios. Un camino parecido siguió Juan Francisco Velayos cuando, en abril de 2016, decidió abrir La Taberna del Carpio, uno de los bares con los que cuenta en la actualidad Cardeñosa. «Yo trabajaba en otros ámbitos de la hostelería (antes había ejercido como vigilante de seguridad) y, como vi que no había futuro, me animé a abrir mi propio bar», confiesa. Fue entonces cuando acondicionó el garaje de su casa para dar un servicio público a los vecinos del pueblo. «Tengo un local dentro de mi propia casa», explica. Juan Francisco lleva él solo la Taberna del Carpio, llamada así por dos motivos: taberna en homenaje al abuelo de su mujer Mari Ángeles, que regentó un establecimiento de este tipo, y Carpio porque el bar está situado junto a la histórica fuente de piedra del mismo nombre que se encuentra a la entrada de la población por la carretera de Ávila.

Bueno, en realidad, Juan Francisco no regenta totalmente en solitario el bar, sino que recibe la ayuda de su hijo Daniel los días de mayor jaleo, principalmente los fines de semana. «Dani suele venir los viernes y sábados por las tardes y los domingos por la mañana, que es cuando más aglomeración hay. El resto de días me defiendo bien yo solo», afirma. Y, algunos días, también recibe la visita de su nieta Martina, de apenas tres años, que colabora de otro modo: «Ella se come torreznos, tortilla y todo lo que la demos», comenta el orgulloso abuelo entre risas. Porque esas son algunas de las especialidades culinarias del bar: la oreja adobada, los torreznos, la tortilla de patata o los huevos rotos son los pinchos más consumidos por sus parroquianos, además de los aperitivos de plancha que ofrece por las tardes en forma de bocatines (también da raciones si algún cliente se lo solicita).

La clientela de la Taberna del Carpio es muy variada entre vecinos del municipio y trabajadores que acuden a desayunar por las mañanas. También bastante gente joven, a pesar de que no trabaja el tema nocturno y de copas, se encuentra entre sus parroquianos habituales. Porque Cardeñosa es una localidad viva, sobre todo en época veraniega y los fines de semana. Por eso, llama un poco la atención que solo haya otro bar más, que también es estanco, en el pueblo. «Aquí antes había muchos bares. Cuando yo abrí éramos tres, pero uno cerró por jubilación», recuerda Juan Francisco. El futuro de los pueblos va de la mano de sus bares, que actúan como lugares de reunión. Algo que durante la pandemia se perdió: «Aquello fue muy duro. Primero porque estuvimos cerrados. Y, después, porque hubo discusiones con clientes por cómo debían colocarse en el bar». Pero, como agua pasada no mueve molino, Juan Francisco prefiere olvidar aquello y continuar dando aperitivos a sus vecinos. Por eso se volvió a trabajar al pueblo.