La población ucraniana residente en la provincia de Ávila se ha multiplicado por más de tres desde el inicio de la guerra, de cuyo inicio acaba de cumplirse tres años. Los peores augurios sobre el choque que mantenían Ucrania y Rusia se hicieron realidad el 24 de febrero de 2022, con el estallido de la guerra en el país ucraniano. El mundo se despertó aquel día sobrecogido por la invasión rusa, un movimiento que no pudo frenar la diplomacia y que puso al país ucraniano patas arriba. Sus ciudadanos vieron cómo sus vidas daban un giro en algunos casos dramático. Muchos, los hombres, partieron al frente y otros tantos, la mayoría de ellos mujeres, niños y personas mayores, se vieron obligados a dejar atrás su hogar con destino a otras regiones y también en otros países. España abrió sus puertas a los refugiados y Ávila, como no podía ser de otra manera, se convirtió también en el nuevo hogar de muchos de los ucranianos que salieron huyendo del horror. Las instituciones y las organizaciones se movilizaron y también muchos ciudadanos anónimos que no dudaron en ayudar a unos vecinos que, aunque lejanos, necesitaban protección y seguridad lejos de los ataques y la amenaza constante.
Hoy se desconoce la cifra exacta de los ucranianos que quedan en la provincia, pero a través de algunas fuentes como el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones podemos hacer una aproximación sobre la presencia de ucranianos en Ávila, que pueden rondar los 400.
Cuando acaban de cumplirse tres años del inicio de la guerra, el Ministerio de Inclusión presentó un balance de la actuación del Gobierno señalando que en ese periodo se ha concedido protección temporal a 236.570 personas, convirtiéndose en el cuarto país de la Unión Europea en número de concesiones (4,9 % del total de la UE), según datos del 2025 Spain Questionnaire Blueprint Ukraine. Ese «ejemplo de solidaridad y eficacia con el pueblo ucraniano» que se destaca desde ese Ministerio también tiene su reflejo en Ávila. Los datos facilitados por la Delegación del Gobierno hablan de 471 solicitudes de protección temporal registradas en nuestra provincia, algo más del 10 por ciento de las contabilizadas en el conjunto de Castilla y León.
La llegada de ucranianos se dejó notar desde las primeras semanas, cuando administraciones y entidades se volcaron para darles una atención básica inicial, como el alojamiento y la manutención. Algunos de ellos se quedaron y otros compatriotas han podido unirse en este tiempo. De ello dan fe los datos del padrón que maneja el INE, que ya en el mes de marzo de ese 2022 empezó a reflejar los desplazamientos desde Ucrania. En enero de aquel año, justo antes del estallido del conflicto, había en la provincia 90 ucranianos empadronados en Ávila y la media de los diez años anteriores rondaba los 80. En febrero no se registró ningún empadronamiento pero en marzo ya sí, hasta 28, cifra que subió a 45 en abril. Los datos no siguieron ese ritmo en los meses siguientes pero el año 2022 finalizó con 144 nuevos empadronados de personas ucranianas en la provincia, todo un récord. A partir del año 2023 la tendencia perdió fuelle y los dos años siguientes (2023 y 2024) se sumaron otros 40 empadronamientos, para llegar a la cifra total de 174 ucranianos censados en Ávila desde el inicio del conflicto. Se desconoce el número de bajas, pero en cualquier caso el dato habla de una afluencia extraordinaria.
Esta situación coincide con la que refleja el Censo Anual de Población 2021-2024, también a cargo del INE, una estadística basada en datos administrativos de las personas que residen habitualmente en España disgregada por territorios y nacionalidades. Así, si en el arranque de 2022 había contabilizados 89 residentes ucranianos en la provincia, en el inicio de 2024 (último dato disponible) eran 321, lo que arroja un crecimiento exponencial. Los datos por municipios dan idea de que la mayoría de ucranianos viven en la capital, con algo más de 70, y en otras localidades medianas como Las Navas del Marqués (casi 50), Candeleda y Arenas de San Pedro, con una veintena, y Cebreros, Navaluenga, Sotillo de la Adrada y El Tiemblo, con más de 15 residentes ucranianos cada uno.
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