Gilbuena, una pequeña localidad del Valle del Tormes de apenas medio centenar de habitantes, es el pueblo de la provincia con una mayor edad media, casi 70 años. Con todo, se da la circunstancia de que su alcalde, Iván Díaz (PP), es un joven de 35 años que está afrontando su segundo mandato al frente del Consistorio. DeGilbuena «de toda la vida», como sus padres, se fue a estudiar a Salamanca pero tuvo claro que quería quedarse en el pueblo, de manera que cuando terminó sus estudios hizo «todo lo posible» por encontrar trabajo en la comarca. Así, trabaja en El Barco de Ávila y está empadronado en Gilbuena, lo que ayuda a bajar la edad media de los vecinos.
Preguntado por esta circunstancia reconoce que en la localidad «hay mucha gente mayor. Habrá diez o quince personas de más de 90 años», señala, lo que sin duda contribuye a fijar esa media de edad tan alta. No es, sin embargo, una situación única en la zona, sino que «muchos pueblos de los alrededores están igual», con muchos «ganaderos y jubilados» entre sus vecinos y con una población mucho más envejecida de la media de la provincia.
En el caso de Gilbuena, no obstante, nos cuenta que hay «tres menores de edad» que, de momento, están empadronados en el pueblo. Luego a lo mejor se marchan, como hacen muchos, pero también puede que hagan como él y se queden. Reconoce que en un núcleo de población de menos de cien habitantes se pueden «echar de menos ciertas cosas», pero «aquí se vive muy bien, yo esta calidad de vida no la cambio por nada aunque me paguen más en otros sitios», nos cuenta Iván Díaz. De hecho, asegura que en El Barco de Ávila trabajó «de muchas cosas, como camarero o reponedor, para no tener que marcharme» y también ha tenido «oportunidades de trabajos fuera» que ha rechazado por quedarse. Hoy es peón forestal de ELIFA3 en El Barco de Ávila, donde también hay «varios jóvenes» que viven en el entorno rural, dando vida a pueblos como Gilbuena.
Además, su compromiso con la tierra va algo más allá. Decidió presentarse a la Alcaldía hace cinco años para «que se quedara alguien del pueblo» porque había candidaturas de fuera, de manera que hoy reparte su tiempo entre El Barco de Ávila y Gilbuena, con el ánimo de trabajar en las dos vertientes por y para sus vecinos.