A ver si hoy, que Sánchez Cabrera visita al Papa Francisco –junto al resto de alcaldes de las Ciudades Patrimonio– trae buenas vibraciones y con ellas se consigue desatrancar el atasco, que, hace meses padecemos los vecinos de Ávila por la cabezonería de los concejales de nuestro Ayuntamiento, quienes continúan "erre con erre" con sus diferentes posturas y cerrados al mínimo acuerdo para desbloquearlo.
Los presupuestos para este año siguen sin aprobarse. Los tres partidos de la oposición –VOX, PSOE y PP– los rechazaron con enmiendas a la totalidad. Es más fácil y cómodo negarse en su integridad que estudiarlos, trabajar en los mismos y ofrecer otras alternativas para equilibrarlos, hacerlos viables y que la Ciudad no continue parada. ¡Eso no, cuesta mucho!
Anteayer jueves, el alcalde planteó una cuestión de confianza, que no sirvió para algo. Sánchez Cabrera manifestó que no existe "línea roja" alguna y ofreció nuevamente a la oposición trabajar dentro del equipo de gobierno, llegar a acuerdos de estabilidad para lo que queda de mandato, pues los 25 ediles tienen responsabilidades con Ávila, o "si somos tan malos o malísimos, que no hacemos nada bien y todo lo hacemos mal" tienen la oportunidad de presentar una moción de censura.
José Manuel Serapio, portavoz de VOX, manifestó que su grupo había perdido la confianza en el alcalde porque "ha gobernado con despotismo, todo para Por Ávila, de espaldas a los abulenses". Le volvió a pedir ejemplaridad política y repitió no cuenten con ellos para seguir asfixiando a los ciudadanos.
La portavoz del PSOE, Eva Arias, declaró que su pérdida de confianza, a pesar de haber "arrimado el hombro" en las ordenanzas fiscales está basada en el incumplimiento de sus varios acuerdos con los socialistas y "por su desfachatez, falta de palabra y compromisos no le damos nuestra confianza".
Jorge Pato, portavoz del PP, manifestó que "no podemos tener esperanza en una persona que, a lo largo de sus años de existencia, no ha dado razón para esperanza de ningún tipo". Siguió criticando lo "nada que se ha hecho" durante estos cinco años de mandato de los amarillos y concluyó señalando que no confían en él y en su gestión "viendo la herencia del pasado mandato". Está claro que su único objetivo es quitar el sillón a Sánchez Cabrera.
El portavoz de Por Ávila, José Ramón Budiño, dijo que "cuando no se quiere aportar y asumir responsabilidades, cualquier excusa puede parecer realista". A VOX le ofreció su área, pero lo hagan sin liberación. Expresó sentir la desconfianza generada al PSOE y que sería un buen momento para que Por Ávila no sea una marca incómoda para desarrollar políticas en beneficio de todos los ciudadanos. Y al PP, que no tiene esperanza alguna en Por Ávila, le manifestó que, a pesar de ser tan malos, malísimos, los abulenses volvieron a equivocarse y respaldarles en las últimas elecciones. Le invitó a que "pongan un candidato, que viva en Ávila y no se vaya en tres meses, baje impuestos y reduzca liberados". A ver qué hacen.
El portavoz popular también mostró un folio, dijo firmado por sus siete concejales, solicitando la moción de censura e invitando al PSOE y VOX sumarse a ella "si no quieren ser la muleta de Por Ávila".
Moción que, creo, tiene pocos visos de salir adelante. VOX está «al mejor postor». Difícil se unan socialistas y populares, según están a nivel nacional, a no ser que, desde Ferraz y Génova, algo poco posible, lo aprueben. Las bases socialistas de la provincia no están de acuerdo y, como muchos abulenses, dicen ya está bien de marear la perdiz y castigar a la ciudad.