Editorial

La falta de diálogo en el Ayuntamiento perjudica a la ciudad

Diario de Ávila
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No deberían olvidar nunca nuestros políticos que no se representan ni a ellos mismos ni a sus partidos, sino a los ciudadanos que les votaron

A la política municipal abulense se la ha contagiado lo peor de su hermana a nivel nacional, donde el diálogo constructivo ni está ni se le espera porque se le ha cambiado por la pataleta, y ahí anda nuestro sufrido Ayuntamiento sumido en una situación de incertidumbre por mor de las peleas partidistas que nos está llevando a andar sin presupuestos demasiado tiempo, lo que redunda en evidente perjuicio para la ciudad.

Como si estuviesen imposibilitados para practicar ningún tipo de diálogo coherente y positivo, como si solamente tuviesen cobertura para echarse cosas en cara (a veces verdaderas, a veces inventadas), pensando más en las siglas que les amparan que en los ciudadanos a los que representan –esos mismos que hace algo menos de un año fueron objeto de toda su atención para demandarles el voto–, llevamos muchos meses viendo un triste enconamiento que por degenerar en parálisis a ningún buen destino lleva.

El último capítulo de ese desencuentro forzado, en el que parece que cada partido político juega más a ir contra los demás que a favor de la ciudad, se vivió el pasado martes, cuando la Comisión de Hacienda votó en contra de los presupuestos presentados por el equipo de Gobierno para el ejercicio económico en el que estamos sumidos, y el próximo se escenificará hoy lunes en un Pleno en el que todo parece indicar que habrá que soportar más de lo mismo para llegar a idéntico resultado, porque todo apunta a que las cuentas volverán a ser tumbadas por la oposición mayoritaria, y no es contradicción.

Como nadie se atreve a presentar esa moción de censura que en algún momento ha sobrevolado el Consistorio parece que habrá que recurrir al mecanismo legal de la cuestión de confianza, como único remedio para desatascar la situación, pero también todos barruntan que no se llegará ahí, con lo cual el inmovilismo seguirá creciendo, pero ellos seguirán cobrando como si trabajasen por la ciudad. Seguramente, si tuviesen conciencia de la complicada realidad que atraviesa Ávila y al mismo tiempo intención real de llegar a algún entendimiento, los argumentos forzados y previsibles que manejan ahora todos ellos, tantas veces repetidos, tornarían en razones de peso, porque no es sostenible que cada uno piense que tiene toda la razón y que sus contrarios no tienen ninguna.

No deberían olvidar nunca nuestros políticos, entre ellos los concejales que ocupan el Ayuntamiento de Ávila, que no se representan ni a ellos ni a sus partidos, representan a los ciudadanos que les votaron y a los que a veces puede sospecharse que desprecian, esos que necesitan implicación de verdad para trabajar en positivo y que ya están hartos de esta y otras tantas insultantes operetas.