Homenaje de Ávila al 'héroe del monopatín'

E.C.B
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La pista de 'skate' de la Ribera del Adaja luce el nombre de Ignacio Echeverría, como homenaje a su memoria y a sus valores. Los padres descubrieron la placa, acompañados por miembros de la Corporación municipal encabezados por el alcalde

Homenaje de Ávila al 'héroe del monopatín'

El 3 de junio de 2017 será siempre recordado por el atentado terrorista islámico que sembró de dolor y muerte el puente de Londres y Borough Market, en la capital británica, pero también por la heroica acción de un joven español, Ignacio Echeverría, que con su monopatín, defendió a las personas que allí estaban siendo atacadas, consiguiendo salvar la vida de una joven francesa y de un policía.

Cuatro años después de aquel trágico suceso que acabó con su vida, la ciudad de Ávila rendía homenaje al que sería bautizado como el ‘héroe del monopatín’, que desde este jueves da nombre a la pista de ‘skate’ situada en el complejo deportivo de la Ribera del Adaja.

En un acto organizado por el Ayuntamiento, una representación de la Corporación municipal encabezada por el alcalde, Jesús Manuel Sánchez Cabrera, acompañó a los padres de Ignacio Echeverría, Joaquín y Ana, en el descubrimiento de una placa en la pista de ‘skate’ en la que podía leerse: «Pista de patinaje Ignacio Echeverría, en memoria y homenaje a nuestro ‘héroe del patín’, para que su ejemplo de valentía y heroicidad perdure siempre en el recuerdo de todos los abulenses».

Y precisamente a esa valentía hizo también alusión el regidor abulense en sus palabras, destacando de Ignacio que «era un joven que creía en la libertad y en la democracia, y que la defendió de la barbarie terrorista». «En Ávila nos sentimos orgullosos de homenajear a Ignacio Echeverría, cuya memoria, al igual que sus principios y valores, siempre estarán vivos».

El padre del joven, Joaquín, también intervino en este emotivo acto, asegurando que si a su hijo le hubieran dicho que «le iban a rendir este homenaje, se habría emocionado, porque tenía ilusión por la vida y a todos nos gusta que se nos valore».

«Era un hombre bueno», subrayó su padre, «que siempre se sacrificó por lo que quería e hizo un esfuerzo por portarse bien. Era capaz de ser amigo de un niño de tres años o charlar con personas mayores». «Y esa forma de ser -indicó- culmina en ese día que vio que estaban matando a gente».

Este homenaje, según palabras de Joaquín Echeverría, «muestra la bondad que existe» y «confío en que los jóvenes vean lo importante que es sacrificarse y capacitarse para ser útiles y producir riqueza».