Qué tendrá el 'gusanillo' de la vocación de maestro que, en algunos casos, no se extingue ni siquiera cuando la merecida jubilación llama a la puerta. Se lo preguntamos a nuestros dos protagonistas de hoy, Sonsoles Perpiñán y José Jorge delRío, dos maestros cien por cien vocacionales que, pese a haber llegado a ese punto vital, han optado por seguir conectados a las aulas, disfrutando de una profesión que les dio mucho a los dos durante décadas. Y junto a ellos harán lo propio Adelaida Inmaculada Gallego y María Luisa Palma.
Los cuatro serán el curso que viene 'Profesores Honoríficos Colaboradores' en distintos centros educativos de Ávila. Y lo serán por deseo propio. Porque desean mantenerse activos como docentes. Y porque así se lo ha concedido la Consejería de Educación.
De hecho, éste es uno de los puntos que quiere aclarar Sonsoles, psicóloga de formación y miembro durante 35 años del equipo de OrientaciónEducativa de AtenciónTemprana. «El ser 'Profesor Honorífico' no quiere decir que seamos mejores que los demás profesores», comienza a explicar. «Es algo que hemos pedido porque queremos seguir participando. No se trata de un reconocimiento de méritos de la Consejería. Es una oportunidad que se nos ofrece a los que queremos seguir colaborando con el sistema educativo», dice.
Cuando la vocación supera a la jubilaciónY Sonsoles quiere. De hecho, ella ha renovado un año más como 'honorífica'. «Me jubilé hace dos años», recuerda. Y dos años son los que lleva ejerciendo en esta nueva modalidad de docencia en el colegio La Encarnación, donde desarrolla un proyecto de Mejora e InnovaciónEducativa. «Y también estoy colaborando con el Centro de Formación e InnovaciónEducativa de Ávila, formando al profesorado», abunda en sus palabras.
Sonsoles nos cuenta que ella se encuentra bien, que tiene ganas y fuerza para seguir trabajando. Y que, además, considera que todo lo que aprendido a lo largo de sus 35 años de experiencia laboral no debería perderse al llegar a la jubilación. «No se puede quedar guardado en una caja.El sistema nos ha permitido aprender mucho, y es una pena que esos efectivos se acaben repentinamente», defiende Sonsoles, que ahora disfruta de la docencia de una manera más relajada. «Para mí es un regalo. Me permite mantenerme activa. Y eso es bueno para la salud y para mi bienestar. Y encima, si puedo aportar algo, pues bienvenido sea», nos explica la veterana profesora, que encuentra en esta medida un «beneficio mutuo» para el sistema educativo y el profesor en cuestión.
el caso de josé jorge. Profesores como José que, en su caso, se estrenará el año que viene como 'Profesor Honorífico Colaborador'. «La realidad es que me divierte.Siempre me gustó enseñar. Por eso continúo. No es que lo añore», reconoce al comienzo de nuestra conversación.
Él lleva ya jubilado nueve años. Pero no fue hasta hace poco que conoció la figura del 'honorífico'. Y se animó a solicitarla.
Enamorado de la Astrofísica, este profesor de Tecnología en ciclos formativos ya impartió el año pasado alguna charla en colegios e institutos. Siempre relacionadas con el origen del Universo. «Me di cuenta de que es un tema que interesa mucho a los chicos. Hacen muchas preguntas», se alegra José, que al igual que el resto de maestros que deciden seguir impartiendo clases no recibirá ninguna contraprestación económica a cambio, más allá de su bien ganada pensión.
El próximo curso, José, que ejerció su profesión durante 40 años en destinos tan dispares como Málaga, Plasencia, Guinea Ecuatorial oArenas de San Pedro, espera poder acerar a los alumnos de la zona del Tiétar un proyecto que, confiesa, ya tiene en mente: la «instalación de un sistema solar a escala en los centros educativos».