Hace 35 años, los Patronatos de Nuestra Señora de las Vacas y la Virgen de la Misericordia se unieron para celebrar el día grande de sus fiestas en torno a una procesión y este domingo volvían a juntarse en torno a las dos imágenes marianas y repetir esa preciosa estampa de las dos Vírgenes caminando juntas desde el Convento de la Encarnación hasta la iglesia de San Martín para luego continuar cada una con su recorrido procesional.
A primera hora de la mañana y tras la misa en la ermita, la Virgen 'vaquera' iniciaba su tradicional recorrido por las calles de la ciudad en dirección a La Encarnación, con las habituales paradas para el saludo en templos y conventos que su paso hicieron repicar las campanas. Así, en torno a las 11,20 horas comenzaban a sonar las dulzainas y los acordes de la banda de música de San Lorenzo del Escorial, así como los cohetes que acompañaban a Nuestra Señora de las Vacas por el paseo de La Encarnación y a su llegada al convento, la comitiva era recibida por los miembros del Patronato de la Virgen de la Misericordia con su imagen titular a la puerta, donde hubo intercambio de ramos de flores.
Acto seguido, las dos imágenes entraron en el templo, mientras fuera todos los allí presentes reponían fuerzas con un buen hornazo, empanadas y vino, al tiempo que algunos se animaban a bailar con la música de las dulzainas y con las de la banda de música. La presidenta del Patronato de la Virgen de las Vacas, Ana Belén Martín, aseguraba que «es un día que vivimos con mucha ilusión, porque en mi caso soy vaquera desde pequeña y toda mi familia tiene mucha vinculación con Las Vacas», mientras que el presidente del Patronato de la Misericordia, Isidoro Vega, afirmó que «es un día grande porque veneramos a nuestra madre con gran devoción y mucha alegría».
Multitudinaria comunión de las Vacas y la Misericordia - Foto: Isabel GarcíaTras esta parada de algo más de media hora, en la que mucha gente aprovechó para hacerse fotografías para el recuerdo junto a las dos imágenes marianas, comenzó la procesión en comunión de la Virgen de la Misericordia y Nuestra Señora de las Vacas hasta la 'casa' de la primera, la iglesia de San Martín, donde se celebró el acto de despedida entre los aplausos y vivas de los cientos de personas que las acompañaron en ese camino.
Así, la Virgen de la Misericordia reanudaba su paso junto a San Martín para iniciar, ya en solitario, un recorrido que la llevaría por el centro histórico de la ciudad hasta regresar de nuevo a La Encarnación, donde permanecería hasta la tarde, momento en el que tendría lugar su regreso festivo a su casa.
Por su parte, la imagen de Nuestra Señora de las Vacas se encaminaba hacia Santa María de la Cabeza, para después dirigirse, como de costumbre, hacia la avenida de Madrid. Y llegaba así el momento más esperado de la procesión. Frente al lienzo norte de la Muralla y ante centenares de personas que se concentraban en la Ronda Vieja, cuatro mozos de las Vacas, Héctor Mangas, Ángel Martín y los hermanos Sergio y Francisco Serrano, portando la imagen de la Virgen, iniciaron el tradicional baile al son del pasodoble 'El Gato Montés', mientras sus amigos les animaban cantando y gritando vivas a Nuestra Señora de Las Vacas, y así hasta la glorieta que rinde homenaje a esta Virgen, junto al puente Adaja, durante algo más de un cuarto de hora.
Multitudinaria comunión de las Vacas y la Misericordia - Foto: Isabel GarcíaHéctor Mangas, que se casa este año con Isabel María, aseguraba que aunque ya bailó a la Virgen en 2013 con el hermano de un amigo, «esta vez es más especial porque ya es la penúltima vez que cojo a la Virgen. Eso es lo más extraño, saber que se acaba porque son 17 años aquí».
El otro mozo que contraerá próximamente matrimonio es Ángel Martín, que se casará el 31 de marzo con Marta, y que explicaba que «tenemos las mariposas en el estómago y aunque ya bailé a la Virgen hace dos años, justo después de la pandemia, es una sensación única que solo vivimos nosotros en este caso. Es algo muy bonito porque te acuerdas de toda la gente que ha hecho esto posible».
Y junto a ellos, los hermanos Sergio y Francisco, que aseguraban que en esta segunda ocasión todo era «más intenso, porque sabes todo lo especial que es y te vienen los recuerdos de la primera vez».
Tras el baile hasta la rotonda de Nuestra Señora de las Vacas, y tras los emotivos abrazos entre amigos y familiares, la procesión reanudó su marcha normal por la calle Vallespín hacia la iglesia de San Juan, donde permanecerá hasta el regreso a su ermita.