Se rompe el 'muro'

Diego Izco (SPC)
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La «mejor defensa de Europa» trabajada por Simeone lleva tres años de decadencia: este curso ha recibido 48 goles en 40 partidos

El técnico argentino no da con la tecla para reducir la sangría de su equipo atrás. / ANA BELTRáN (reuters) - Foto: Ana Beltrán (Reuters)

La clave del 'cholismo' no era ni el «partido a partido» ni el «compromiso ciego en la idea» ni la «solidaridad» del equipo. La clave definitiva, el objetivo final, era no encajar. Como fuese. 

El 23 de diciembre de 2011 aterrizó como nuevo entrenador del Atlético en sustitución de Gregorio Manzano. Hasta esa fecha, el conjunto había encajado 25 goles en 16 partidos (1,56 de media). En los 22 encuentros de 2012, encajó solo 21 (0,95). Con el cambio, terminó quinto -enganchó al bloque décimo-, ganó la Europa League… y Simeone certificó que su camino era el bueno: una 'guardia pretoriana' en defensa (Godín y Miranda en el eje, Filipe Luis y Juanfran en las bandas) con el apoyo de Domínguez o Perea, todos ellos protegiendo a un joven Thibaut Courtois (19 años) que empezaba a hacerse un nombre en la élite. Defender, afear los partidos, reinar en el 'otro fútbol', entregar la pelota sin disimulos y esperar el fallo para atacar violentamente a la yugular del rival. 

Las bases del 'cholismo' se reforzaron en aquella 13/14 en la que el cuadro colchonero se atrevió a cuestionar lo que parecía imposible: el reinado del Barça de Messi y el Madrid de Cristiano. Nadie osó contradecir el método. 

Bajón

La estabilidad rojiblanca atrás se ha ido resquebrajando con el paso de los años (y el vaivén de fichajes) y Simeone ha perdido su gran arma, la de las porterías a cero, la de minimizar el impacto ofensivo del contrario. Hace dos temporadas se fue hasta los 43 tantos encajados en Liga, la pasada recuperó (33, aunque lejos de los 20 que recibió el Barça), pero la 23/24 dibuja a un equipo extrañamente frágil en defensa: ha encajado 48 dianas en los 40 partidos oficiales del curso (en LaLiga, 29 en 27 jornadas, lo que dispara la proyección hasta los 41 finales). 

La victoria del pasado fin de semana (2-1) ante el Betis supuso un alivio tras la dolorosa eliminación copera de San Mamés, donde encajó un 3-0 que desnudó, una vez más esta temporada, el sistema. «Cuando concedes goles tan fácilmente, es imposible», lamentaba Marcos Llorente sobre aquel partido de Bilbao donde los hermanos Williams y Sancet destrozaron al Atlético. «Hay que buscar alguna solución. Desde los delanteros hasta los defensas. Es un trabajo de todos: más ayudas, más intensidad...», analizaba. 

La zaga está bajo la lupa y Simeone no da con la tecla. Es más, la crítica coincide en señalar que el mejor defensa del curso es alguien que llegó como mediocentro: Witsel. El belga ha sido la pieza fundamental en esa defensa de cinco que el 'Cholo' no logra asentar: saca el balón con criterio y su instinto táctico le permite estar bien colocado para que no se le noten las costuras cuando debe defender a campo abierto. Del resto, Giménez es el segundo más utilizado, pero se ha perdido seis de los últimos ocho encuentros por lesión; y Mario Hermoso sufre ante rivales habilidosos. Del resto, Savic va perdiendo velocidad y contundencia con el paso del tiempo y de Gabriel Paulista casi ni se habla: apenas ha disputado 270 minutos en lo que va de Liga. 

De una manera casi inexplicable, el Atlético es el sexto conjunto del torneo que más disparos recibe (349, a la altura de Granada, Sevilla o Cádiz), ha encajado tres o más goles en cinco encuentros del presente curso (Valencia, Getafe, Girona, Madrid y Athletic) y solo ha dejado 12 porterías a cero, lo que era 'marca de la casa' del 'cholismo': entre 2012 y 2018, el número de puertas imbatidas nunca fue menor de 29 (un pico máximo de 35 en la 15/16). 

Cuando terminó aquel doloroso duelo de San Mamés, Simeone compareció con el gesto torcido y cuatro palabras: «Fuimos débiles en defensa». Para alguien que lo cimentó todo enladrillando su arco, ver cómo el Athletic le hacía un 2-0 al descanso con apenas dos remates a portería, fue doloroso. La tónica de la temporada.