EL Sábado de Pasión está reservado, desde hace doce años, a la Procesión de las Estudiantes, esa en la que la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de los Estudiantes y María Santísima Sede de la Sabiduría tiñe de morado el centro de la ciudad con su solemne desfile. El buen tiempo está animando los primeros pasos de esta Semana Santa y este sábado no fue una excepción. Una temperatura más que agradable acompañó a los estudiantes en un camino que fue cálido también por el numeroso público que no dudó en arroparles desde la misma salida en la iglesia de San Pedro Apóstol, en el corazón de Ávila.
En la que fue la undécima Procesión de los Estudiantes, la más joven de cuantas ofrece la Semana Santa de Ávila, las puertas del templo se abrieron a las siete de la tarde en medio de una gran expectación. Se acababa la espera, para los de fuera y también para los de dentro, que trataban de aplacar los nervios en los minutos previos. Bajo la todavía clara luz de la tarde, la Cruz de guía y el estandarte de la hermandad dieron paso a las parejas de penitentes, ataviados con túnica y capucho morados y la Biblia en la mano, entre ellos los que portaron los estandartes bordados con las Siete Palabras de Cristo en la Cruz. Tras ellos se situaron los miembros del resto de cofradías, las autoridades y una representación de la cofradía 'hermana', la de las Damas de la Soledad, seguida de la rectora de la Universidad Católica de Ávila, María del Rosario Sáez Yuguero.
Llegaba el momento más esperado por todos, la salida del Santísimo Cristo de los Estudiantes y María Santísima Sede de la Sabiduría, dos imágenes anónimas de bella factura de los siglos XVIIy XVIII que fueron llevadas en un trono de madera de nogal, portado a hombros por 23 hermanos.
Cerraba la comitiva la banda de cornetas y tambores Santísimo Cristo a la Columna 'El Amarrado', el mejor acompañamiento musical posible para ponerle el ritmo que iba necesitando una procesión que cruzó el Mercado Grande en medio del 'pasillo' que le iban haciendo devotos y curiosos, que no se cansaban de inmortalizar el momento. Mucha gente esperaba también en la calle San Segundo, donde las luces del atardecer y la luna se fueron sumando a los estudiantes.
Cuando ya se cumplía una hora en las calles, la primera parte de la comitiva asomó por el Mercado Chico, otro punto culminante de la tarde-noche, al ser el escenario elegido para el acto de consagración de la Universidad. Con las cámaras de La 8 de Ávila preparadas para la retransmisión en directo, todavía faltarían unos minutos para que la rectora de la UCAV pidiera al Cristo de los Estudiantes desde la tarima que «en nuestro trabajo de estudiantes nunca se apague la luz de tu verdad» y que «tu mirada nos ilumine siempre». A continuación tocaba emprender el camino de vuelta, con algún cambio obligado por las obras.