Científicos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) desmantelaban esta semana la estación meteorológica y el pluviómetro de cazoletas de La Atalaya, ubicados a1.840 metros de altura e instalados en el año 2004.
Con ello se pone fin a un ciclo de 20 años de monitorización instrumental de la cuenca piloto de Venero Claro, que como explica a Diario de Ávila Andrés Díez, geólogo, llegó a ser una de las cuencas hidrográficas más densamente instrumentadas de España y Europa, con hasta 22 aparatos en apenas 15 kilómetros cuadrados.
En los mismos se incluían pluviómetros, estaciones meteorológicas, limnimetros (radar de pulsos, piezorresistivos, ultrasonidos), TDR o radar meteorológico de banda X.
multitud de trabajos. Con sus datos se realizaron cuatro tesis doctorales; decenas de TFMs, DEAs, TFGs, TFMs...; centenares de artículos científicos, capítulos de libros, apariciones en medios de comunicación; experiencias divulgativas emblemáticas y premiadas, como lo fue 'Venero Claro Agua en los campamentos infantiles estivales del mismo nombre.
La retirada de estas instalaciones, explica el geólogo, obedece al hecho de que los proyectos llevados a cabo desde el Científicos del Instituto Geológico y Minero de España y financiados por el Ministerio en Ávila («que lo han subvencionado gratis para los abulenses estos 20 años», apostilla) se acabaron el año pasado. «Y ninguna institución local, comarcal, provincial ni autonómica se ha querido hacer cargo del mantenimiento», lamenta Díez el cierre de estas instalaciones.
«Han sido dos décadas intensas, ilusionantes, innovadoras, en las que hemos aprendido mucho y también dejado horas y horas de esfuerzo», reflexiona en este sentido Díez. «Esperemos que haya merecido la pena para el avance de las ciencias y las técnicas de análisis y prevención de los riesgos por avenidas e inundaciones», se muestra esperanzado.
En el momento del desmantelamiento de estas instalaciones, sus responsables quieren aprovechar para dar las «gracias a las diversas entidades e instituciones que nos han apoyado, en mayor o menor grado en esta trayectoria profesional y vital. Pero sobre todo gracias a las personas que se han volcado en ayudarnos, como José Luis Galán (agente medioambiental de la Junta de Castilla y León) o Carlos Carrera y Mario (Fundación Ávila), por destacar algunas».
«Siempre llevaremos Venero en el corazón, además de en nuestro bagaje profesional y personal», concluye el geólogo.