La realidad supera la ficción». Eso es lo que afirma José Luis Garcinuño, propietario del restaurante El Comienzo de la capital abulense, recién llegado de Valencia, donde ha estado unos días para ayudar como mejor sabe hacerlo:dando de comer. Pero no lo ha hecho solo ya que en esta iniciativa solidaria el abulense ha contado con la ayuda de otra quincena de hosteleros de distintos puntos del país, y de lugares como Málaga, Sevilla, Granada o Barcelona, con los que comparte amistad y que tras lo ocurrido en el Levante español con la DANA no dudaron en arrimar el hombro con el objetivo de que los afectados por esta catástrofe natural tengan cubierto al menos las necesidades más básicas como en este caso es la alimentación.
Así, tras lo ocurrido José Luis y sus compañeros de profesión adquirieron hornillos de camping con los que poder cocinar y ollas de gran tamaño y con furgonetas cargadas de comida se desplazaron a Valencia con el objetivo de dar de comer a todas esas personas que lo han perdido todo. Una nave en Catarroja es la base de operaciones de estos hosteleros. Allí cada día llegan cuatro trailers con ropa, artículos de higiene y limpieza, leche o equipos de protección individual. También con los productos de alimentación que posteriormente estos hosteleros utilizan para cocinar en una cocina central desde donde luego salen las miles de raciones de comida que a diario se reparten por las zonas afectadas y en lugares habilitados para la distribución de estos alimentos como fallas.
Aunque algunos de sus compañeros llegaron a Catarroja el domingo José Luis lo hizo a primera hora del lunes que es cuando se empezaron a cocinar las primeras raciones de comida para los afectados, a razón de 10.000 raciones diarias que son las personas a las que estos empresarios quieren dar de comer a diario.
«Comida caliente, de cuchara», que es lo que no tienen, apostilla el propietario de El Comienzo sobre la ayuda que él y el resto de sus compañeros de profesión están ofreciendo a los vecinos de los pueblos más afectados por la DANA.
Pero aunque dar de comer a los damnificados por esta catástrofe natural es la prioridad de José Luis y el resto de hosteleros no es la única ayuda que estos profesionales de la hostelería están prestando a los afectados por las inundaciones. «En el viaje de ida a Valencia llevé cuatro furgonetas cargadas hasta arriba de cosas donadas por mis clientes», explica José Luis para recordar la solidaridad que también quienes acuden a su restaurante han mostrado ante esta tragedia.
«Vengo jodido». «Vengo jodido», reconoce el dueño de El Comienzo recién llegado a Ávila y consciente de que es muchísimo aún lo que le hace falta a los valencianos. «Eso es una guerra sin bombas», asegura este empresario abulense recordando las calles que durante estos días ha recorrido y en las que las imágenes de juguetes llenos de lodo abandonados en el suelo recuerdan irremediablemente a un escenario bélico.
«Lo que están viviendo allí es terrible», lamenta Garcinuño antes de apuntar que su idea es volver a Valencia en los próximos días para seguir echando una mano a quienes lo han perdido todo. En ese nuevo viaje volverá a llevar todas aquellas donaciones que los abulenses le den-«menos dinero, que yo no cojo», aclara- y que él y el resto de sus compañeros de profesión se encargarán de que lleguen a aquellas personas que de verdad lo necesitan y que por desgracia son muchísimas en la zona.