«Cuanta más demanda hay, más surtido tengo»

E.Carretero
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Alimentación, droguería, frutería, artículos de regalo, ropa de hogar y textil es lo que ofrece la tienda que Amparo Castrejón regenta en Casillas desde 1983, negocio que se ha ido adaptando a los tiempos y a las necesidades de los vecinos

«Cuanta más demanda hay, más surtido tengo» - Foto: Isabel García

Amparo se crió detrás de un mostrador. Del mismo mostrador de la tienda de ultramarinos que hoy ella regenta en Casillas y cuyo rótulo lleva su nombre. Aprendió el oficio de sus padres, Lucio y Eusebia, que son los abrieron este comercio en Casillas que se ha ido adaptando a las épocas y también a las necesidades de los vecinos y donde hoy en día se puede encontrar alimentación, charcutería, droguería, mercería, frutería, ropa de hogar e incluso textil. Un surtido que ha cambiado a lo largo de los años y que en su día también contó con películas de VHS, aperos resineros o con calzado. «Lo que nos piden los vecinos», reconoce esta emprendedora rural que se puso de titular al frente del negocio familiar en 1983. 

Reconoce Amparo que un comercio rural requiere de «muchas horas» de dedicación, poniendo como ejemplo que ella solo cierra los domingos por la tarde y que muchos días a las 7,00 horas tiene que estar allí para recibir a los proveedores. Sin embargo entiende  que negocios como el suyo son «muy necesarios» en el medio rural ya que ofrecen un servicio que para muchos vecinos, sobre todo los de más edad, es de primera necesidad. Es más, apunta que esto no queda solo en vender y cobrar sino que en no pocas ocasiones ella se ofrece a llevar la bolsa con la compra a casa a los vecinos de más edad. «Es un trabajo agradable», asegura Amparo con una sonrisa que está casi de forma perenne en su cara y con la que también recibe a los clientes que entran en su negocio. «Lo mejor es la atención al público», dice al hablar de las relaciones, en muchos casos de amistad, que después de tantos años ha fraguado con su clientela. 

«Cuanta más demanda hay, más surtido tengo», explica esta emprendedora que insiste en que la gente tendría que valorar el servicio que ofrecen los comercios rurales y ser consciente de que «si no hay clientes estos negocios se verán abocados a cerrar».