España no escarmienta frente a los millones de ciberataques que registran sus empresas e instituciones cada año y, de hecho, se presenta como una diana fácil para los piratas informáticos, que obtienen pingües beneficios tanto con el robo y venta de datos como por los ingresos que se garantizan directamente en sus operaciones delictivas.
Los expertos sostienen que la brecha de seguridad de las empresas nacionales está por encima de la media mundial y de la eurozona ante las menores inversiones que se dedican para dificultar a los hackers el robo de contenidos digitales. Así, durante 2023, el 20% de las firmas españolas sufrieron este tipo de agresión de ransomware en sus equipos informáticos.
En este sentido, consideran que muchas organizaciones todavía operan con sistemas informáticos desactualizados y obsoletos, lo que las hace más susceptibles a las vulnerabilidades maliciosas.
Desde la pandemia, la rápida transición al trabajo en remoto amplió el campo de ataque al conectarse los empleados a redes corporativas desde dispositivos personales y servicios domésticos. Un problema que elevó el riesgo de seguridad, además de otros peligros intrínsecos, como el robo de información valiosa o la pérdida de claves de acceso.
Pese a que los presupuestos en prevención han aumentado por parte de empresas, hogares e instituciones, todavía queda mucho por hacer para que consideren la ciberseguridad como una prioridad y no subestimen la importancia de invertir en formación preventiva para reforzar sus equipos y capacitar a sus empleados en soluciones eficientes.
Según un informe reciente publicado por el abogado especializado en el sector de las TIC y profesor de la OBS Business School, Ramón Miralles, los ciberataques se dispararon un 28% en el primer trimestre de 2024 en todo el mundo, y esta situación se va a agravar aún más porque en 2025 se espera que 41.000 millones de dispositivos estén conectados a internet.
La presión para las organizaciones es constante, ya que los ciberincidentes no solo impactan en su propia actividad y provocan pérdidas económicas, sino también en la reputación de cara a sus clientes y al mercado en el que trabajan.
El análisis revela que el phishing es el delito más habitual con más de 3.400 millones de correos electrónicos cada día a nivel global.
Miralles destaca que las corporaciones dedican el 10,9% de su presupuesto en TI a ciberseguridad, lo que representa una cifra de unos 2.700 dólares de media por empleado y año. Asimismo, subraya que en 2026 el coste mundial de los ciberdelitos superará los 20 trillones de dólares, una cifra que debiera obligar a los Gobiernos a aplicar una legislación común contra estos asaltos.
A nivel nacional, pese a todas las mejoras en competencias digitales, infraestructuras, digitalización de empresas y de servicios públicos que se están llevando a cabo en el país, la inversión en transformación digital sigue en niveles bajos en comparación con el conjunto de la zona euros. En este contexto, el Plan Nacional de Ciberseguridad español cuenta con una dotación récord de 1.000 millones de euros y prevé unas 150 iniciativas entre actuaciones y proyectos hasta la finalización del próximo año 2025.
Recomendaciones
En el informe de la Comisión Europea, se aprecian mejoras tangibles de España, como en el porcentaje de graduados TIC, la digitalización de empresas y la apuesta férrea por infraestructuras digitales en materia de conectividad y digitalización de servicios públicos.
En conclusión, los expertos recomiendan no bajar la guardia tanto a nivel empresarial, institucional o doméstico y contar siempre con los sistemas de protección más eficientes para impedir la entrada de virus maliciosos que pueden suponer costes mayores que las partidas destinadas a mejorar la seguridad.