La Princesa de Asturias dio el titular al pedir a todos los españoles que confíen en ella, pero en su primer discurso tras jurar la Constitución, Doña Leonor transmitió muchos más mensajes. Unos, con palabras; otros, con gestos, con su tono de voz, con la forma de expresarse. Semanas atrás vimos a una cadete que se sentía integrada en la familia militar; este martes los españoles han visto a una joven que jura la Constitución y se compromete con España y con los españoles, una heredera de la Corona preparada para servir a su país.
En 45 años -o más- de vida profesional, esta periodista ha pasado infinidad de días en el Congreso, ha vivido la proclamación del Rey Juan Carlos y la del Rey Felipe, las investiduras de los presidentes, una intentona golpista, y debates claves para transformar la sociedad española. Pero nunca había vivido un aplauso tan largo, tan cerrado, tan sincero. Sobre todo, de la oposición. Un aplauso que iba más allá de la Jura de la Constitución de la heredera.
Era un aplauso reivindicativo a la monarquía parlamentaria a través de Doña Leonor; una monarquía que, en momentos muy difíciles, muy convulsos, se ha convertido en el principal referente de estabilidad de los españoles que quieren que su país siga siendo un lugar de convivencia y de respeto, y no un escenario en el que luchan por el poder gobernantes sin escrúpulos y partidos secesionistas.
Pero no es el día de insistir en decisiones inquietantes del presidente de gobierno, sino de poner el acento en la persona que representa el futuro de España. Tampoco es día de dolerse por el discurso inapropiado de la presidenta del Congreso, falto de actitud institucional. Armengol fue avara en poner en valor lo que significa la monarquía parlamentaria, y generosa en defender las iniciativas sociales que promueve el sanchismo.
Tengamos la fiesta política en paz y festejemos en cambio que el recambio en la Corona está garantizado en una joven de 18 años que llega a esa edad con una formación excepcional, que conoce perfectamente cómo plantearse su prioridad a partir de ahora, que es seguir preparándose para llegar un día a la Jefatura con todas sus capacidades y conocimiento a punto. Leonor es una persona cercana, que se mueve con facilidad en muy distintos ambientes, lo aprendió pronto y lo completó con sus dos años de bachillerato en un colegio en Gales que presta especial atención a que los alumnos, de una veintena de nacionalidades, participen de lleno en el mundo que les corresponde vivir, con diversidad étnica, cultural y política.
Pero el día de su jura de la Constitución, el día que marca que si falta el Rey no habrá una regencia, sino que asumirá la Jefatura del Estado, pidió a los españoles que confíen en ella porque estará preparada para ejercer sus responsabilidades. Y el Rey, su padre, le aseguró que no estará sola en ese camino.